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Reportaje:

"Todos los días aprendo de Roberto Bolaño"

Patti Smith estrenará un poema sobre el chileno en el festival Palabra y Música

Elsa Fernández-Santos

Patti Smith siempre ha buscado espejos donde descubrirse. Cree en las fechas y, por tanto, en el destino, y cree también en la apacible compañía de sus muertos. De adolescente, cuando trabajaba en una fábrica, no se separaba de su libro de poemas de Rimbaud, y de joven, cuando se convirtió en musa de un Nueva York plagado de poetas y artistas, no daba un paso sin su célebre amigo y amante Robert Mapplethorpe. Unos años que la cantante ha recreado en sus memorias juveniles Just kids (Éramos unos niños), que en junio publicará en España Lumen y que la crítica estadounidense ha celebrado como uno de los libros de amor a un hombre y a una ciudad más hermosos de los que hay noticia. La historia de dos hermosos vagabundos en busca de sí mismos a través de los excesos, el hambre y el arte.

"Creo que '2666' es la primera obra maestra del siglo XXI"
"Mi única nostalgia son los paseos por el bosque con mi perro a los 9 años"

Smith ya no es aquella cría tan triste como obstinada, pero a sus 63 años sigue buscando espejos donde mirarse. El domingo cerrará el cartel del festival Palabra y Música, que se celebra en Gijón, y allí hablará por primera vez sobre un escenario de Roberto Bolaño. Al escritor chileno le dedicará su recital de música y poesía, para él ha escrito un poema-canción que estrenará allí. "2666 es la primera obra maestra del siglo XXI", afirma en conversación telefónica desde su casa de Nueva York. "Es la nueva Finnegans Wake, la novela del nuevo milenio. Sencillamente, me obsesiona y creo que su influencia sobre el resto de escritores será imparable. Leer a Bolaño ha sido una revelación para mí, por su ternura, su poesía y su filosofía. Creo que saber que iba a morir es fundamental para entender las reflexiones de sus libros. Su enorme sentido de la humanidad y, por tanto, de la inhumanidad tienen que ver con esa inminencia de la muerte. Sencillamente, cada día aprendo de él".

El marido de Smith, Fred Sonic Smith, ex guitarrista de la banda de rock de Detroit MC5 y padre de sus dos hijos, murió en 1994 también por un problema de hígado. "Es tan difícil hablar de la muerte. Fred tenía 45 años cuando murió", continúa ella. "Y no se puede explicar el enorme vacío que nos dejó, pero luego uno se sobrepone y nos queda su trabajo".

Fred Sonic Smith, Mapplethorpe, Bolaño... la cantante reflexiona en su libro sobre el legado de los muertos: "Al final la verdad se halla en la obra, la esencia corpórea del artista. No se deteriora. El hombre no puede juzgarla. Porque el arte alude a Dios y, en última instancia, le pertenece".

"Nadie me miró nunca tan rápido como Robert", explica Patti Smith. "¡Era tan brillante! No soy una mujer nostálgica porque tengo una memoria muy fuerte y retengo cada detalle. Es una suerte, recuerdo mis 11 años con perfecta nitidez. Pero si soy nostálgica de algo es de mis 9 años, paseando por el bosque con mi perro. Creo que fue el momento más puro de mi vida".

Al preguntarle por Nueva York, Smith no se muestra derrotista: "Quedan cosas. Sexualmente todo se ha vuelto un poco Disney, ya lo sé, pero Nueva York es Nueva York. Es triste que los artistas jóvenes, los poetas, los músicos, ya no pueden vivir aquí. Pero yo creo que volverán y que renacerá una nueva ciudad. Esta ciudad tiene energía para eso".

Cuesta, sin embargo, creer que la ciudad de la atildada Sarah Jessica Parker tenga algo que ver con la que Smith describe en su libro. En un momento del relato, ella y Mapplethorpe pasean por la calle rumbo a Washington Square vestidos con sus sandalias beatnik, sus pañuelos deshilachados y sus collares de cuentas. "Todo el mundo coexistía en aquella constante cacofonía de diatribas, bongos y ladridos de perro. Nos dirigíamos a la fuente, al epicentro de la actividad, cuando un matrimonio maduro se detuvo y nos observó sin ningún disimulo. A Robert le gustaba que se fijaran en él y me apretó cariñosamente la mano. 'Oh, sácales una foto', dijo la mujer a su desconcertado marido. 'Creo que son artistas'. 'Venga ya', respondió él encogiéndose de hombros. 'Sólo son críos".

"Yo tengo fe en la nuevas generaciones, porque en general confío en la juventud", asegura la cantante. "Mi hija tiene 22 años y aprendo constantemente de ella. Yo creo que hay que escuchar a los hijos, porque son nuestro futuro y porque tienen mucho más que decir de lo que parece. He sido una madre que básicamente intenta no sermonear y que deja las puertas abiertas: las de mi casa y las de mi biblioteca".

Patti Smith es una mujer disciplinada que cada día trabaja. Alejada del estereotipo punki del que ha sido reina y madre, es una mujer que pasa las horas dedicada a la lectura y la escritura. "Es lo que más he admirado en mi vida: el trabajo. Y me alegra que se reconozca esa cualidad en mí. He trabajado en una fábrica, en el campo, cuidando niños... Y cuando decidí ser artista no hice otra cosa que seguir trabajando. Soy incapaz de irme a la cama sin saber que ese día he hecho algo".

Smith cuenta que se duerme cada día escuchando la música que le llega del cuarto de su hija, donde ensaya con su grupo. Dice que ese sonido la tranquiliza. Es la superviviente de una época en la que la mayoría murieron por las drogas, el sida o algún prosaico cáncer.

En uno de sus últimos encuentros con Mapplethorpe, destruido por su infatigable lucha contra el sida, su viejo amigo la cogió de la mano y le preguntó: "Patti, ¿nos la ha jugado el arte?". Quizá el arte se la jugó, pero ella sigue adelante.

Patti Smith y Robert Mapplethorpe en los años setenta, en Nueva York.
Patti Smith y Robert Mapplethorpe en los años setenta, en Nueva York.
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Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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