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UNIVERSOS PARALELOS
Columna
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Townshend quería emascular a Steve Jobs

Diego A. Manrique

Sorpresa: acabo de descubrir que Reino Unido tiene un Radio Festival que se celebra anualmente, ahora en Salford. Este año, además, abrió con la John Peel Lecture, la Conferencia John Peel, que daba Pete Townshend.

El cabecilla de The Who lanzó propuestas agresivas al gigante Apple. Pero antes de entrar en esas ideas de Townshend, reitero mi pasmo. Un festival de la radio donde público y profesionales acuden a debatir del medio. Inimaginable en España, donde ni siquiera hay crítica de la programación radiofónica en los principales medios escritos.

¡Más "excentricidades inglesas"! Una conferencia cuyo nombre recuerda a uno de los pinchadiscos más atípicos, especializado en músicas extremistas, fallecido en 2004. No teman, no podría ocurrir aquí, donde los locutores musicales ocupan los puestos más bajos del tótem radiofónico; son considerados por los benditos directivos como unos taraditos cuya única virtud es que sus programas salen baratos. En la BBC, sin embargo, honran a uno de sus trabajadores más heterodoxos, habitualmente en conflicto con "la casa". De hecho, la conferencia de Townshend fue transmitida por la BBC 6 Music. Y ese dato tiene valor, ya que Townshend avisó de que no iba a ser complaciente. Defiende el papel de John Peel en el esquema de una radio pública, pero recuerda que "a veces, ponía discos tan malos que solo podías pensar que nos estaba tomando el pelo". El inventor de Tommy también da un aviso a la BBC, que -piensa- ignora la competencia de las emisoras y los portales de la Red. Su solución: limitar la censura de contenidos y dar rienda libre a exploradores tipo Peel.

En la era digital, unos han engordado a costa de otros

Pero Townshend reserva su artillería pesada para Apple, calificada como "un vampiro digital". Confiesa que, como artista, se siente incómodo con el mundo musical rediseñado por Apple. En una entrevista, incluso se le escapó un "quiero cortarle los cojones a Steve Jobs".

Para explicar su animadversión, el hombre de Quadrophenia enumera los servicios ofrecidos por las denostadas discográficas: 1. Orientación editorial (la labor del Departamento de Artistas y Repertorio). 2. Apoyo financiero (adelantos). 3. Tutela creativa (el seguimiento de la obra). 4. Fabricación (o publicación en la Red). 5. Publishing (derechos editoriales). 6. Mercadotecnia. 7. Venta. 8. Pago de royalties.

Townshend explica que servicios como iTunes solo cubren los dos últimos pasos. Según él, se deberían implicar en todo el proceso. Sugiere contratar a 20 John Peel, que se ocuparán de buscar talento fresco. Luego, proporcionar ordenadores y software a unos 500 nuevos artistas cada año. Dejarlos libres pero monitoreando su creatividad. Cuando florezca, ofrecer lo mejor de su música en iTunes en streaming gratuito. Si hay una reacción positiva de los oyentes, ponerla a la venta, incluso en otras plataformas o en formato físico. Y, desde luego, pagar a los creadores más generosamente que ahora: no habría intermediarios.

Estoy imaginando las carcajadas en el cuartel general de Apple, en Cupertino: ¡Pete Townshend quiere que nos convirtamos en discográfica! Del Tercer Milenio pero discográfica al fin y al cabo. ¿Absurdo? No, si recuerdas que Apple y compañía llevan años cacareando que la industria fonográfica no supo entender los nuevos tiempos. Ahora son tan inmensamente opulentos que podían dedicar una mínima fracción de sus ingresos para materializar sus arrogantes lecciones.

No le harán caso. Pero su propuesta sirve para recordar que, en la era digital, unos han engordado a costa de otros. Es hora de que los triunfadores compensen esa sangría o, caramba, al menos se callen. Su ética no es tan diferente de la de los narcos: ofrecen un servicio que el mercado demanda y al diablo con las consecuencias.

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