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Murió en Chile Matilde Urrutia, viuda de Pablo Neruda

Matilde Urrutia, compañera inseparable del poeta Pablo Neruda e inspiradora de algunos de sus más hermosos poemas de amor, murió ayer en Santiago de Chile, a la edad de 70 años, víctima de un cáncer generalizado del que estaba aquejada desde hace un par de años, según informó la familia. "Me siento feliz. Por fin voy a encontrarme con mi Pablo", comentó Matilde a los familiares que la rodeaban al morir, poco después de las tres de la mañana de ayer. Pablo Neruda, el poeta premio Nacional de Literatura de 1971, había fallecido también en la misma casa 10 años antes, aquejado del mismo mal.

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El silencio rebelde

Amigos y familiares del matrimonio acudieron en gran número a la hermosa casa, bautizada como La Chascona, en las faldas del céntrico Cerro San Cristóbal, en Santiago, mientras comenzaban a llegar los cables de condolencias de intelectuales, artistas y escritores de todo el mundo.La fría actitud del Gobierno chileno, que no emitió ninguna declaración ni envió a ningún representante para entregar su pésame, contrastó con el gesto de personalidades y estadistas como el presidente de Francia, François Mitterrand, que remitió un inmediato telegrama de duelo al saber la noticia. El Gobierno del general Augusto Pinochet mantiene confiscada la casa de Neruda en Isla Negra, un idílico rincón de la costa chilena, debido a que el poeta la legó al actualmente proscrito Partido Comunista, al que pertenecieron Neruda y su mujer. Por esa razón, Matilde se negó siempre a sepultar a Neruda en ese lugar, como era su deseo, hasta que la casa fuera devuelta por el régimen militar.

Matilde Urrutia será enterrada hoy al mediodía en un sencillo nicho cerca del que contiene los restos de Neruda, en el cementerio general de Santiago.

El legado de Neruda

Una fundación especial, creada hace un año por expresa voluntad de la viuda, se encargará ahora de la administración de los bienes y del patrimonio literario de Neruda, labor a la que se había consagrado en los últimos años Matilde, según informó la familia en un comunicado.

El régimen militar, sin embargo, aún no ha autorizado la fundación y se prevén dificultades legales con el resto de sus bienes.

"La familia y los amigos confían en que el legado de Pablo Neruda, patrimonio de Chile y de la cultura universal, se conserve intacto y pueda ser materia de estudio y reflexión para las generaciones futuras, objetivo fundamental que tendrá esta fundación", dice una nota entregada por los familiares y amigos.

Matilde, una hermosa mujer que conoció a Neruda en México hace casi 40 años, fue la tercera esposa del poeta y su única heredera legal, ya que el matrimonio no tuvo hijos. Neruda se había casado antes con María Antonieta Haagenar, con quien tuvo una única hija, muerta a los ocho años, y con la poetisa Celia del Carril, a la que se mantuvo unido durante 18 años.

Matilde, que había nacido en la ciudad chilena de Chillán, 400 kilómetros al sur de Santiago, se unió a Neruda en 1952, durante un exilio de tres años del poeta, y ya no le abandonaría hasta su muerte, en septiembre de 1973, poco después del golpe de Estado que derrocó a su amigo el presidente Salvador Allende.

Durante su primera temporada juntos, en la isla de Capri, en Italia, Neruda escribió para ella sus célebres Versos del capitán, una de sus mejores obras de amor. Más tarde le dedicó sus Cien sonetos de amor, y en sus memorias escribió: "Al hablar para ella, lo he dicho todo en mis Cien sonetos de amor".

"Yo le dedico cuanto escribo y cuanto tengo. No es mucho pero ella está contenta", dijo Neruda en sus memorias, y agregó: "De la tierra, con pies y manos, y ojos y voz, trajo para mí todas las raíces, todas las flores, todos los frutos fragantes de la dicha".

Durante los últimos años de vida de Neruda, Matilde se transformó en su compañera inseparable. Vivieron gran parte del tiempo juntos en la casa de Isla Negra o en sus constantes giras alrededor del mundo. Tras su muerte, Matilde se dedicó a promover la memoria de Neruda y a impedir que sus versos, que ella leía con voz fuerte, en foros escuelas y teatros, fueran olvidados en medio de la indiferencia oficial.

Su última aparición pública se produjo hace más de un año, en septiembre de 1983, al cumplirse 10 años de la muerte de Neruda, y leyó un poema de él sobre la esperanza y el triunfo.

Después, se recluyó en La Chascona, casa que abandonó sólo con objeto de hacerse un tratamiento especial para su enfermedad. En las últimas semanas, estuvo en cama esperando la muerte con emoción y con ansias, para reunirse al fin con "su Pablo".

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