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La reposición del 'Don Carlo', de Verdi, abre la temporada del Liceo con un reparto excepcional

La presencia de Montserrat Caballé y José Carreras realza el inicio del año operístico

La temporada del Gran Teatro del Liceo empieza hoy con el Don Carlo, de Verdi, en una reposición que ofrece como mayores alicientes un espectacular reparto -con grandes divos españoles como José Carreras y Montserrat Caballé, y con algunas de las mejores voces de la escena internacional especializadas en Verdi-, la dirección de Roberto Abbado, y el hecho de que con esta obra se abre la segunda temporada de la nueva etapa y de la nueva gestión del gran teatro barcelonés.

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El drama lírico Don Carlo de Verdi, con casi idéntica realización con la que fue presentado en el pasado II Festival de Opera del Patronato Pro Música, se repondrá hoy en el escenario del Liceo para iniciar la temporada operística barcelonesa. Con las lógicas reservas, existen los suficientes motivos y elementos, tanto en el reparto de intérpretes escogidos, como en la dirección y la puesta en escena, para prever que la actual versión (representada con ligeras variantes los días 14, 17 y 20 de noviembre) se revelará como de una de las más mem,orables que se hayan presenciado y escuchado en este teatro.El actual rnontaje de Don Carlo es el mismo que los liceístas presenciaron en el último Festival de Opera, pero el cuadro de cantantes ha experimentado alguna variación. Así, se puede afirmar que los decorados de Carlo Orlandi prestan el adecuado ambiente a la obra, por sus tonalidades cercanas a las pinturas de Velázquez y el Greco, y si la escena se ilumina con mayor intensidad, el montaje ganará en vistosidad al permitir que la belleza y prestancia del vestuario de Luchino Visconti resalte con mayor relieve.

Roberto Abbado es un joven director que goza de un bien ganado prestigio dentro del campo de la ópera. Su primera actuación barcelonesa puede ser uno de los as pectos más positivos de esta reposición de Don Carlo, puesto que su labor al frente de teatros como el Fenice de Venecia, el Massimo de Palermo, la Piccola Scala de Milán, la Statsoper de Viena y la Operhaus de Zurich le califican como una de las más interesantes figuras de la dirección orquestal. Sin duda Montserrat Caballé volverá a entusiasmar a sus incondicionales ya que su encamación de Isabel de Valois le permite lucir sus prodigiosas alambicaciones vocales, para conferir al personaje el adecuado acento de desasosiego espiritual producido por el dilema amoroso entre su inclinación hacia Don Carlo y su deber de permanecer fiel a Felipe II, su esposo. La mezzo Elena Obraztsova, en su anterior actuación interpretando el papel de Princesa de Eboli, puso en evidencia un estilo lírico de gran fuerza y tensión expresivas. Suponemos pues que ahora su traducción de la Particella continuará en esta línea. Don Carlo, la figura central de la ópera, tendrá en Josep Carreras al cantante capaz de imprimir la necesaria vehemencia y pasión para sugestionar al público como ya lo hizo en su anterior intervención en esta obra de Verdi. Junto a estos artistas que repiten su actuación, el actual reparto de Don Carlo presenta unas novedades realmente atractivas y de gran categoría. Así, la actuacíón del bajo Matti Talvela, que está considerado como uno de los más indiscutibles intérpretes de la figura de Felipe II. Matti Salaminen es otro de los prestigiosos cantantes que participará en Don Carlo, protagonizando el papel de El gran inquisidor, y está asimismo reputado como uno de los más eminentes bajos del momento. La colaboración de Lee Nucci y Vicente Sardinero para interpretar el papel de Rodrigo es otro de los aciertos de este reparto, realmente estelar que tiene también cantantes de reconocida solvencia en los papeles secundarios.

Historia del libreto

Un montaje de esta calidad realzará los valores de Don Carlo una de las mejores óperas de Verdi, compuesta por encargo de la Opera de París para ser estrenada en la Exposición Universal de 1867. Basada en la obra dramática homónima de Schiller, el libreto original estaba escrito en francés siendo sus autores Joseph Méry y Camille de Locle, texto que de algún modo se adaptaba a las exigencias de la grand opera meyerbeeriana. Si Verdi tuvo que adecuarse, al menos para las primeras representaciones, a este condicionamiento que se contraponía a sus personales concepciones líricas, no dejó por ello de trabajar posteriormente en la obra, para darle su forma definitiva tal como la conocemos hoy, o sea, con el texto traducido al italiano y los cinco actos de la realización primitiva reducidos a tres. Al margen de ciertas tergiversaciones de la realidad histórica ya presentes en los textos de Schiller, el Don Carlo verdiano pone especialmente de relieve la cualidad humana de los personajes, ya que el conflicto eminentemente político en Schiller, Verdi lo transforma en un conflicto de sentimientos. Esta concepción respeta en grandes líneas la vísión de Schiller y quizá por esta razón en las primeras audiciones la obra resulta difícil de captar en toda su grandeza y complejidad vivencial, ya que su belleza melódica, su refinamiento armónico y acierto sinfónico vienen a reflejar en último término la atmósfera sombría del episodio histórico y asimismo el carácter frío de Felipe II, el auténtico protagonista del drama, lo cual hasta cierto punto confiere a la música un sentido de austeridad y rigidez que no se percibe en otras creaciones trágicas de Verdi.

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