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El oro de Moscú, un mito desvelado

Angel Viñas, catedrático de Estructura Económica de la Universidad de Alcalá de Henares, y técnico comercial del Estado, acaba de publicar el libro El oro de Moscú (Editorial Grijalbo), donde sitúa la operación de venta de las cuantiosas reservas de oro del Banco de España en el marco de la política financiera exterior de la República durante la guerra civil y en el contexto de las relaciones gubernamentales hispano-soviéticas.«No ha sido una tarea fácil», declara Angel Viñas, «el "oro de Moscú" ha ocupado un papel central entre los mitos alimentados por el franquismo y ha sido tratado casi como secreto de Estado. Cuando hace dos años y medio terminé un primer avance de esta obra, analizando los aspectos estrictamente técnicos y contables de la operación, el ministro de Hacienda de la época se apresuró a impedir su distribución. El tema saltó a las páginas de la prensa internacional. Una historia económica del Banco de España, publicada en 1970 y en la que se roza brevemente el tema fue retirada de la circulación, al parecer, por deseo expreso del Consejo de Ministros. »

«Había que romper», añade, «una larga tradición de reticencias y de temores injustificados. Hay que decir, sin embargo, que el curioso general Franco no fue el único en mantener enhiesto el mito, si bien, el régimen lo aprovechó propagandísticamente de manera desvergonzada. El Gobierno francés, que yo sepa, nunca ha revelado su participación en la operación (el Banco de Francia adquirió un 25% de las reservas de oro españolas) y en los documentos diplomáticos franceses publicados que versan sobre la guerra civil el tema ha sido excluido cuidadosamente. Los soviéticos, por su lado, han sido tan parcos que los datos que han suministrado carecen de valor, si bien intentaron refutar oficiosamente, vía Pravda, las pretensiones del general de obtener la devolución del oro. Su silencio ha de interpretarse en el marco de una política que tiende, todavía hoy, a hacer disminuir el montaje de la ayuda soviética a la República. Y, por último, no hay que olvidar que por parte republicana y socialista se ha hecho sobre la operación el silencio más absoluto. »

En opinión del profesor Viñas, el tema del «oro de Moscú» ha sido objeto de barreras de silencio o de manipulación. «Afortunadamente, a lo largo de los últimos cinco años, he podido tener acceso a documentos emanados de las pocas personas que conocían la operación. Muchos de ellos, como los entregados al Gobierno de Franco por orden de Negrín, y que el régimen nunca identificó, se encuentran en archivos estatales. Otros están fuera. Gracias, en particular, a los conservados por el lector Marcelino Pascua, patriota intachable y embajador republicano en Moscú, me ha sido posible abordar el tema de las relaciones gubernamentales hispano-soviéticas, precisar algo más la actitud de Stalin ante la guerra civil, arrojar luz sobre la política de Negrín hacia Moscú y determinar el origen de los créditos que Stalin se decidió, finalmente, a conceder a la República. Por supuesto que aún existen muchos documentos que alumbrarán aspectos desconocidos. Sin ir más lejos, se afirma de cierto ilustre ministro del general Franco que, al cesar en el cargo, no dudó en llevarse a su casa o a su banco todos los documentos del archivo reservado de su ministerio, relacionados con el oro de Moscú. Un patriota, como se ve. Pero también podemos pensar que a los servicios del Estado español se les ha sustraído un material importante.»

«Con todo, desde el punto de vista económico, creo que la cuestión está zanjada. El oro de Moscú se había convertido en los últimos años del franquismo en una serpiente de verano, tras haber cumplido funciones del más alto interés político. Ahora serán otros temas relacionados con la política financiera de la República los que atraigan la atención: por ejemplo, los movimientos de las divisas obtenidas por la venta del oro.»

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