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Valencia inicia un complejo cultural rodeado de polémica

Con una primera piedra virtual comenzó ayer la construcción del complejo cultural Arteria Valencia, cuyo eje principal será la gran Torre de la Música, sede desde 2011 de la segunda sede del prestigioso Berklee College of Music de Boston. El proyecto costará casi 100 millones a la SGAE y ocupará un terreno de 20.000 metros cuadrados cedidos por el Ayuntamiento de Valencia.

Al margen de los brindis y las celebraciones (acudieron la alcaldesa de la ciudad, Rita Barberá, y el presidente de la Generalitat, Francisco Camps), sonaron los acordes de jazz del vibrafonista Gary Burton, así como los compases de la polémica. Tres escuelas españolas de música presentaron 2.300 firmas -entre otras las de Santiago Auserón, Perico Sanbeat y Javier Colina- y enviaron cartas a 50 instituciones para denunciar que, con la construcción del rascacielos de 100 metros de altura, llegaba también el trato desigual a los centros ya existentes. Tres meses después, sólo seis autoridades han contestado. En este tiempo, los tres centros y otros 50 de toda España han constituido la Red Española de Escuelas de Música (REEM).

El miércoles, el presidente de la REEM, Pedro Carrillo, emitió un comunicado para denunciar que "la estrategia tiene más que ver con un potente movimiento de capital financiero que con el compromiso natural que la SGAE ha contraído con sus socios y con la cultura musical española".

"Espíritu ecuménico"

Eduardo Bautista, presidente del Consejo Directivo de la SGAE, entendía ayer la preocupación de músicos y formadores, pero no encuentra "objetivas las críticas" y asegura que este proyecto, "de espíritu transversal, ecuménico y de servicio, será útil y estimulante", y reiteró que "éste es el más grande proyecto de colaboración cultural entre EE UU y España de los últimos años".

Con polémica o sin ella, este coloso de la música ya se ha empezado a gestar. El arquitecto de la obra, que contempla salas de ensayo y multimedia, dos auditorios, apartamentos para los estudiantes y una amplia plazoleta abierta con capacidad para 15.000 personas, es Antón García-Abril, hijo del compositor del mismo nombre y miembro del Consejo de Administración de la SGAE. "Es una iniciativa privada, así que no teníamos que sacarlo a concurso. El arquitecto estuvo en Boston, estudió el sistema del campus y creo que lo ha traducido bien", dijo Bautista.

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