"Vamos a darles a estos artistas lo que se merecen"

En los últimos 80 años, desde que se entregaran los primeros Oscar, ha sido necesaria una guerra, una inundación, la de 1938, o un asesinato, como el de Martin Luther King en 1968, para alterar o retrasar la celebración de los principales premios del mundo del cine. Incluso en 2003, con la declaración de guerra a Irak la ceremonia tuvo lugar, aunque de forma mucho más sobria a lo que Hollywood acostumbra.

Después de que los guionistas consiguieran suspender la ceremonia de entrega de los Globos de Oro, y que se convirtiera en una conferencia de prensa de media hora, los organizadores de los Oscar insistían ayer en que su espectáculo seguirá adelante tal y como está previsto y que se celebrará el día 24.

"Nos enfrentamos a grandes problemas, pero tenemos mucho ánimo" comentaba Sid Ganis, presidente de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, poco después de hacer públicas las nominaciones para los premios de este año. "Vamos a tener un espectáculo y vamos a darles a estos grandes artistas lo que merecen", añadía.

El sindicato de guionistas anunció ayer que no boicotearán la entrega de los premios Grammy, el 10 de febrero, lo que fue un cambio inesperado de sus anteriores amenazas. Y que sus líderes se reunirían con los ejecutivos el miércoles por primera vez desde que se las conversaciones interrumpieron las conversaciones el 7 de diciembre.

La última vez que un problema laboral de Hollywood coincidió con los Oscars fue la huelga de guionistas de 1988. Ese año la ceremonia se celebró sin la colaboración de los huelguistas pero con la presencia de todas las grandes estrellas.

Sin embargo, en esta ocasión el sindicato de actores, solidarizándose con sus compañeros, ha afirmado que sus miembros se quedarán en casa antes que cruzar las líneas del piquete para asistir a la ceremonia. Esta unión fue la que finalmente pudo con la celebración de los Globos de Oro.