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CLÁSICOS DEL SIGLO XX (2)

'Viaje al fin de la noche', de L.-F. Céline

EL PAÍS publica la novela esencial de una de las figuras literarias más importantes del pasado siglo

Louis-Ferdinand Céline (1894-1961), novelista y médico francés de apellido real Destouches, es uno de los ejemplos más notables de "escritor maldito". En 1932 publicó su primera y deslumbrante novela, Viaje al fin de la

noche, que mañana podrá comprar por 2,95 euros al adquirir un ejemplar de EL PAÍS, y con ello entró en la historia mundial de la literatura. Su nihilismo, su innovador lenguaje, su casi infinita capacidad para el sarcasmo más feroz y lúcido ("Os lo digo, infelices, jodidos de la vida, vencidos, desollados, siempre empapados de sudor; os lo advierto: cuando los grandes de este mundo empiezan a amaros es porque van a convertiros en carne de cañón") convirtieron la publicación de su primera obra en un gran acontecimiento literario, a la vez que comenzaría a ejercer una profunda influencia en numerosos escritores de las generaciones siguientes. Su siguiente texto, Muerte a

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Un amargo abismo
Excesivo y genial

crédito, de 1936, ratificó la importancia revolucionaria de su escritura. Acusado de colaborar con los nazis por sus vehementes textos en contra de los judíos, se exilió en Alemania y en Dinamarca, donde fue encarcelado. En 1950 regresó a Francia tras ser amnistiado por su Gobierno. La crítica le sigue considerando una de las figuras más importantes de la literatura del pasado siglo.

Louis-Ferdinand Céline.
Louis-Ferdinand Céline.

Cuestión de gustos

Cuando una misma novela recibe encendidos elogios de un bolchevique como Trotski y de un derechista como Léon Daudet es que algo falla. O quizá ocurre todo lo contrario: todo marcha perfectamente. Eso fue lo que le pasó a Louis-Ferdinand Céline después de publicar en 1932 Viaje al fin de la noche.

Trotski leyó la obra durante su exilio francés, entre 1933 y 1935. Daudet, muerto en 1942, ya había escrito sus novelas y artículos satíricos más celebrados cuando la novela cayó en sus manos.

Hubo otros lectores que no encontraron ninguna razón para elogiar el libro. Céline comentó en una ocasión que "en la clínica donde trabajo, la Fundación Linuty, he recibido muchas quejas por las historias que cuento". Tampoco encontró comprensión en la editorial Gallimard, que le devolvió el manuscrito. Ni entonces ni ahora Céline dejaba indiferente.

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