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Voces críticas en la televisión cubana

Un programa permite el debate como vía para salvar la revolución

Lentamente, algo empieza a cambiar en Cuba. Si es obvio que las voces críticas son cada vez más y suenan más claras dentro de la isla, la protesta intelectual que a comienzos de año sacudió el mundo de la cultura parece haber servido de revulsivo, y sigue abriendo pequeñas puertas. El lunes, la televisión estatal emitió un programa en el que varios intelectuales -que participaron en la denominada guerra de los e-mails- criticaron la falta de espacios de debate y la etapa turbulenta del quinquenio gris, que durante décadas cercenó cualquier posibilidad de disensión en Cuba.

Todo fue medido, sin exabruptos ni denuncias hirientes. Pero que en la televisión cubana se hable abiertamente de la censura que se ejerció, se mencione por su nombre la etapa conocida como el quinquenio gris y se recuerden las consecuencias funestas que tuvo aquel periodo de intolerancia para la cultura cubana es más que simbólico. También lo es que más o menos abiertamente se reclame la apertura de espacios de debate y participación real si se pretende "salvar la revolución".

En el programa Diálogo abierto, emitido por el canal educativo, participaron Alfredo Guevara, presidente del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano; Roberto Fernández Retamar, director de Casa de las Américas; Desiderio Navarro, director de la revista Criterios y uno de los iniciadores de la guerra de los e-mails, y el escritor Eduardo Heras León, represaliado durante el quinquenio gris. También fue entrevistado el ensayista y sociólogo Fernando Martínez Heredia, entre otros. Todos hablaron desde dentro del sistema, con un discurso nada rupturista pero inédito en televisión, núcleo duro de la ideología y la propaganda. En la polémica intelectual del pasado mes de enero, una de las principales dianas fue el Instituto Cubano de Radio y Televisión, debido a la indignación que provocó la rehabilitación pública en televisión de varios ex funcionarios vinculados a la etapa más negra de la cultura cubana.

Heras León, que sufrió en carne propia la censura y la marginación, habló de la necesidad de recuperar la memoria sobre aquellos años "tristes" para que no se repita la experiencia. En Cuba, dijo, ya existe una "cultura de la resistencia" y una "cultura de la solidaridad", pero hace falta una "cultura del debate". Martínez Heredia tocó un punto caliente: el debate (y no se refería sólo al intelectual) es "estéril" si se encapsula y no llega a los medios de comunicación, como ha ocurrido hasta ahora. Para Alfredo Guevara, en los momentos cruciales que vive Cuba flaco favor se le hace a la revolución si no se alienta el pensamiento e intercambio de ideas críticas como forma de repensar el modelo socialista cubano.

El programa Diálogo abierto, e incluso la guerra de los e-mails es, sobre todo, un símbolo de los nuevos tiempos imparables.

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