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Crítica:CINE ESPERANDO UN RESPIRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

De malos y buenas

Esperando un respiro(Waiting to exhale). Dirección: Forest Whitaker. Guión: Terry McMillian y Ronald Bass, según la novela homónima de T. McMillian. Producción: Schindler / Serdlow.

Estados Unidos, 1995. Intérpretes: Whitney Houston, Loretta Devine, Angela Bassett, Lela Rochon, Gregory Hines. Estreno en Madrid: cine

Palacio de la Música.

Auténtico bombazo sociológico tras su estreno en EE UU, sólo hay una razón para entender por qué Esperando un respiro, primer filme como director del competente actor Forest Whitaker (Bird sigue siendo su mejor trabajo), pudo llegar a tan privilegiada situación: la sistemática negación del deseo femenino, una de la! características distintivas del cine clásico estadounidense, que está saltando por los aires día sí y día también en la situación actual de la industria, de la sociedad, americanas. El interés por borrar esa infamia, por llenar esa ausencia, están dando carta de naturaleza a ficciones que no resistirán el menor análisis de aquí a unos anos:.. si es que lo resisten ahora mismo.

Esperando un respiro es un filme de esos de la vindicación necesaria y además, por partida doble, por ser sus protagonistas mujeres y negras. Su materia prima es la narración de las venturas y desventuras de cuatro amigas, middle class, muy alejadas, por tanto, de los personajes habituales de las ficciones de otros cineastas negros, como Spike Lee, John Singleton o Mario van Peebles. Así pues, un primer elemento distintivo del filme es que apela desesperadamente a una normalización de la imagen negra en la pantalla, equiparando las vicisitudes de los personajes con otras tantas veces vistas, aunque protagonizadas por mujeres-hombres blancas-os.

Esa opción, muy respetable en términos sociológicos-e incluso comprensible con vistas a la taquilla-, es asumida por Whitaker con todas sus consecuencias: si las películas "para blancos" suelen oscilar en estos casos entre la fábula con final feliz y la manipulación descarada de la sentimentalidad del espectador, Esperando... se apunta al mismo bombardeo. Su sentido último no es otro, en esta misma lógica, que la identificación primaria, lacrimógena incluso, de la platea femenina con las protagonistas, su triunfo vicarial, una opción, insisto, respetable pero artísticamente efimera, si para ello se opta por mostrar una historia de buenas y malos -bien es cierto que no todos lo son; aunque no es menos cierto que ellas son buenísimas de una pieza- con los colorines fáciles propuestos por un guión que abunda en trampas, de la que está desterrada toda voluntad de dar entidad y voz propia a los personajes masculinos, y. en el que la puesta en escena abusa hasta la extenuación de herramientas narrativas (una cámara no ya móvil, sino epiléptica; un montaje de video-clip que no permite atender a lo que la pantalla propone) más que discutibles.

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