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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Nuevo intento de humor negro británico

Después de conseguir una sucesión de grandes éxitos en la televisión, el grupo de actores, guionistas y realizadores británicos conocido por el nombre de Monty Python comienza a hacer películas. A finales de la década de los setenta, también logra triunfar en este terreno, en especial con el filme La vida de Brian (que fue realizado en el año 1979) y que con el tiempo se ha convertido en una especie de clásico de su peculiar y crítico humor.Esta sucesión de éxitos sirve sobre todo para que el grupo se disperse, lo que queda de Monty Python tenga muy poco que ver con lo que llega a ser en su mejor momento y también que aparezcan dos nuevos directores, que muy poco o nada tienen que ver con el grupo, que comienzan a hacer un cine personal. Tanto Terry Jones como en especial el norteamericano Terry Gilliam, que tan sólo en la década de los ochenta se convierte en uno de los realizadores más interesantes de su generación.

Recién nacido y ya coronado

Director: Robert Young. Guionista: Eric Idle. Fotografía: Tony Pierce-Roberts. Producción: Reino Unido y Estados Unidos, 1992. Intérpretes: Rick Moranis, Eric ldle, Barbara Hershey, John Cleese. Estreno en Madrid: cines Rialto, Paz, Real, Cinema, Vergara.

Tras algunos desiguales intentos anteriores por seguir haciendo nuevas películas, los restos de Monty Python, es decir, el guionista y actor Eric ldle y el actor John Cleese, han realizado Recién nacido y ya coronado. Lo que resulta curioso de esta nueva película es que han olvidado por completo sus orígenes, su peculiar humor, y han querido partir esta vez de la mejor tradición del humor británico.

De manera que Recién nacido y ya coronado queda mucho más cerca del mejor humor negro británico, de las comedias producidas por los estudios Ealing al final de los años cuarenta y primeros cincuenta que del ácido humor crítico característico de los Monty Python. En concreto, resulta fácil ver que su antecedente más directo es Ocho sentencias de muerte, realizada en el año 1949 por Robert Hamer y en la que el actor Alec Guinness encarna a los ocho miembros de la familia Ascoyne.

Fin de Monty Phyton

Si allí Louis Mazzini elimina a buena parte de los Ascoyne para alcanzar el título nobiliario que cree que le han arrebatado, aquí el triste empleado de una gran empresa trata de matar de ocho disparatadas y divertidas maneras al presidente norteamericano de su compañía por la misma razón. La diferencia reside en que mientras la primera se ha convertido con el paso de los años en una de las obras clave del humor negro británico, la segunda nunca pasará de ser un claro exponente de la decadencia de los Monty Python.La razón reside principalmente en que tras su afortunada colaboración con el veterano director británico Charles Crichton en Un pez llamado Wanda (1990), los Monthy Python, o lo que queda de ellos, no han sabido encontrar al director que sepa sustituir a Terry Jones y Terry Gilliam. Y desde luego el norteamericano Robert Young, que tiene detrás una compleja y extraña carrera, no lo es. Se limita a narrar de la mejor forma posible el divertido guión de Eric Idle, pero no extrae de él todo lo que podría conseguir un realizador más afín con los restos del grupo.

Actuación exagerada

Otro problema preocupante de Recién nacido y ya coronado reside en la interpretación. Mientras el actor norteamericano Rick Morandis lleva a cabo un trabajo espléndido en su personaje de millonario estadounidense noble convertido en presidente de una compañía británica, su compatriota Barbara Hershey resulta cuando menos discreta en su encarnación de una ardiente viuda alegre; en cambio, los restos del grupo británico Monty Python tienen una manera de actuar evidentemente exagerada, que resulta chocante si se compara con la sobriedad de sus colegas norteamericanos.De esta forma, Eric ldle aparece en Recién nacido y ya coronado como mucho mejor guionista que actor, y John Cleese no consigue hacer ni remotamente creíble, ni siquiera divertido, su personaje de abogado asesino.

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