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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Divertimento casi documental

En estos tiempos parece casi de mala educación mentar su nombre, pero hace dos décadas Antonioni tuvo la idea de irse a China para ver y comprender. Eran años de simpatías, en las filas de la izquierda, por las experiencias radicales de la revolución cultural, y su cámara logró, en Chung Kuo/Cina, situarse por encima de las modas de la época para mostrar un país anclado en ancestrales tradiciones que ni una ni varias revoluciones culturales serían capaces de desmontar. Antonioni demostró, haciendo buena sólo en parte la máxima de un ilustre sinólogo, que era capaz de escribir un libro (hacer un filme) sobre China con sólo estar en ella un mes. Y sólo en parte, porque no se le fue de la cabeza la idea de mostrar desde su óptica un país tan lejano como apasionante.Zhang Yimou no es un extranjero en China, aunque tal vez así se sintió cuando sufrió en carne propia la absurda radicalización de aquella revolución cultural que se quedó en ajuste de cuentas entre facciones. Y si hasta la fecha había hecho contundentes, películas que se amparaban en la historia para narrar dramas intemporales, cinematográficamente fuera del presente, ahora decide, nuevo Antonioni en su propio país, contar una algo diferente, una historia de ficción que se sirve sin pudor de las fuentes del documental para construir la misma película que viene haciendo desde que, con Sorgo rojo, irrumpiera en el panorama del cine mundial. Es decir, sobre una mujer de excepcional entereza presa en una maraña de contradicciones. Aunque, he aquí la variación, esta vez no creadas por la historia, sino por una decisión propia.

Qiu Ju, una mujer china

Dirección: Zhang Yimou. Guión: Chen Yuan Bin y Liu Heng. Fotografía: Chi Xiao Qun y Yu Xiao Qun. Producción: Ma Fung Kwork, China-Hong Kong, 1992. Intérpretes: Gong Li, Lei Lao Sheng, Liu Pei Qi. Estreno en Madrid: Ideal Multicines (en v. o.).

Qiu Ju cuenta, con un arranque de comedia, una vindicación humilde, tanto que resulta enojosamente simple: Qiu-Ju pretende que el jefe de la aldea en la que vive reconozca que se extralimitó al propinarle a su marido una patada en las partes que, además, el espectador no ve. La tozudez de Qiu, una heroína que parece salida, en su determinación, de una película de Capra, y que espera además su primer hijo, la llevará, en un viaje interminable de la aldea a la ciudad más próxima, y de ésta a la lejana capital de la provincia en la que vive, a entrevistarse con quien tenga responsabilidad o poder para obligar al jefe a reconocer su error.

Mirada oblicua

Comparada, pues, con los tres filmes que la preceden en la carrera de su autor, parece desde el comienzo una película menor, el divertimento de un cineasta cansado de abordar temas tan desgarrados como los que muestran La linterna roja o Ju Dou, sin duda alguna su obra maestra.Los viajes de la mujer dan pie a una suerte de mirada oblicua, que es lo más interesante de este filme irregular, demasiado parco en sus elementos constitucionales: la plasmación documental de la cotidianidad de un país cambiante, entre la tradición, el régimen comunista y la apertura del mercado a los productos extranjeros. Sin extraer conclusiones ni subrayar innecesariamente, Yimou demuestra en estos fragmentos del filme su capacidad para captar con ironía los aspectos más llamativos de ese ámbito. Empero, el conjunto de la peripecia que da pie al filme aparece confuso; mucho más aún sus intenciones.

Es claro que estamos ante una tradición representativa diferente de la nuestra. No es menos cierto que Yimou, a pesar de su fama fuera de fronteras, no es un privilegiado capaz de superar los límites de una censura férrea. Pero no lo es menos que sus intenciones resultan opacas a nuestros ojos: ¿se trata de diseccionar un sistema judicial para criticarlo desde dentro? No es eso lo que el filme muestra; estamos ante una administración nunca en entredicho. ¿Se trata de hacer una comedia? No del todo: ese plano congelado del final tiene poco de clausura feliz de un relato que empieza casi en broma. ¿Se trata de mostrar la habilidad de comportamientos humanos? No lo parece; se nos subraya que la razón reposa en la mujer. Demasiadas dudas para una película que se presenta como un divertimento, pero que tiene en el documento su único valor reseñable.

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