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La polémica en torno al escultor Oteiza aumenta su acritud

El escultor Jorge Oteiza, y el dirigente de Herri Batasuna, Txomin Ziluaga, se enzarzan estos días a través de las páginas de Egin en una disputa cargada de acritud y de descalificaciones personales. La disputa fue iniciada por Ziluaga, secretario general de HASI, partido encuadrado en HB, a raíz de la carta de Oteiza leída en la entrega de los premios Euzkadi.El escultor vasco, uno de los galardonados, no asistió al acto, pero envió para su lectura un escrito en el que desde perspectivas culturales y políticas efectuaba una serie de consideraciones críticas al PNV y a HB. Sus palabras suscitaron una viva polémica que ha sido saludada en ambientes culturales y políticos como una reacción refrescante ante el agarrotamiento y la inercia política y cultural que se atribuye a la situación vasca. En su crítica, Ziluaga calificaba la referencias de Jorge Oteiza a HB de "estúpidas provocaciones", afirmaba que el escultor fue militante de la derecha española y le acusaba de protagonizar actitudes "negativistas y egocéntricas" y de poseer "una sufrida incapacidad para el trabajo, el estudio o la enseñanza, en colectivo".

Oteiza ha reaccionado con rotundidad en un escrito en el que define a su antiguo amigo como "un alma servil". "Es la infame acusación de fascista", dice, "lo que me ha dejado horrorizado por la maldad que supone en un hombre con el que me sentía adversario pero que fue mi amigo. Ya no es la mala voluntad con la que tratáis a quienes no se identifican con vuestros atrasos ideológicos y vuestros comportamientos que, a mi juicio y sinceramente, están resultando contrarrevolucionarios y ruinosos para nuestro país".

"Te escupo en la cara"

El escultor señala que su primera reacción fue buscar a Ziluaga para hacerle escribir de su mano una rectificación. Tras pasar revista a su largo historial como militante de izquierdas, antifranquista y abertzale, Oteiza arremete contra el secretario general de HASI. "A tí te digo, Txomin Ziluaga, tú tan servicial que hasta limpiabas nuestros ceniceros servilmente, que no te perdono la calumnia, te la dejo contigo, que se pudra con tu conciencia, a la que has convertido en un cenicero de bajezas, insultos y deslealtades que no podrás limpiar nunca. Estoy delante de tí, levanta la cabeza, si eres capaz de mirarme a los ojos. Te escupo en la cara, traidor, eres lo más despreciable que he conocido y que he tenido la desgracia de confundir como revolucionario y como arnigo".El escultor indica que no va a recurrir a ninguna ley que pudiera defenderle. "No creo en más poder, contra todo poder, que el poder de la propia conciencia", afirma. Y añade: "Todavía no habéis aprendido que hoy lo revolucionario es luchar en cada momento por lo que se puede lograr con el menor daño posible a nuestro pueblo. Ya no es posible la lucha como antes, y para mí, la lucha contra los demás también ha concluido". Oteiza señala que él y otros tendrán que utilizar el lenguaje no para comunicarse con los demás, sino para "huir de los demás, para escapar a un refugio poético. Todo lo demás, todos vosotros, habéis acabado para mí".

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