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Zaragoza empieza la cuenta atrás

Un paseo por la Expo 2008 cuando faltan cinco meses para la inauguración

Francesco Manetto

¿Cómo se llega a España? Sólo hace falta cruzar un charco, atravesar un bosque de chopos y pasar por un gigantesco portal de vidrio. De momento, a esos tres pasos hay que añadir la travesía kilométrica de un descampado plagado de obras y grúas en el que trabajan a diario más de 3.000 operarios. Entre el 14 de junio y el 14 de septiembre, ésa será la tarjeta de visita del pabellón español en la Exposición Internacional Zaragoza 2008; lo primero que encuentren los visitantes que deseen explorar los contenidos del edificio proyectado junto al Ebro por el arquitecto navarro Patxi Mangado bajo el lema Ciencia y creatividad.

Pero, ¿qué encontraremos en este pabellón con forma de trapecio? Antes de nada, una película. El agua y el origen es un cortometraje de Manuel Huerga sobre el líquido elemento y, más que nunca, inspirador. Para acceder a esa primera sala concebida como una bóveda tipo dome, los espectadores deberán atravesar ese bosque compuesto de pilares forrados de barro cocido, uno de los rasgos más representativos del edificio. Porque cada pilar, además de sujetar una cubierta que proporcione sombra al público, se convierte en un generador de microclima. El agua del charco que rodeará el edificio subirá por osmosis hasta dos metros de altura, refrescando así la atmósfera sin contaminar.

En este fresco escenario de 8.000 metros cuadrados marcados por el agua y el desarrollo sostenible, motivos centrales de la kermesse, la Sociedad Estatal para Exposiciones Internacionales (SEEI) pretende transmitir "la importancia de una gestión adecuada de nuestros recursos hídricos y que aún no es demasiado tarde para actuar contra el cambio climático". Así lo explica su presidente, Javier Conde de Saro, quien, de alguna manera, se convertirá en uno de los anfitriones de la Expo. Todo, con un presupuesto de unos 30 millones de euros.

Los materiales utilizados, como el vidrio o la cerámica, son precisamente un paradigma de la construcción sostenible. "Queremos que los visitantes pasen unos 30 minutos de optimismo, porque éste es un proyecto ante todo feliz y optimista", explica Mangado mientras supervisa las obras -a punto de terminar- realizadas con la colaboración del Centro Nacional de Energías Renovables. En esos 30 minutos, los que entren en el pabellón español pasarán por cinco espacios distribuidos en tres plantas. Después del audiovisual de Huerga, conocerán el ciclo hidrológico en la exposición El agua en la Tierra (que incluye la mayor colección de gemas del mundo, de la Royal Collections británica); la situación del agua en España; las causas y los efectos del cambio climático en una muestra realizada en colaboración con la Fundación la Caixa, y las claves de la arquitectura sostenible en una exhibición de 10 proyectos que cumplen con el protocolo de Kioto, de Ábalos y Herreros a Thomas Herzog.

La organización prevé que más de seis millones de personas visiten la Expo 2008 durante el verano. De momento, se han vendido más de dos millones de entradas y ejecutado, no sin polémica, más del 60% de las obras. Basta un paseo por el recinto para ver lo que aún está cogiendo forma: el llamado pabellón-puente de Zaha Hadid, el de Aragón -proyectado en forma de cesta de fruta por el aragonés Daniel Olano-, la Torre del Agua, el acuario fluvial o el edificio que alojará las comunidades autónomas y los más de 100 países invitados.

"Todo está casi listo", comentan orgullosos algunos zaragozanos en los alrededores del área de la Expo, 25 hectáreas urbanizadas que pretenden revitalizar una parte olvidada de la ribera del Ebro. "Todavía no me lo creo", dice Javier Hernando, "maño hace más de 80 años", mientras comprueba el estado de las obras desde la terraza de la estación Delicias. Entre los andenes por los que transitan a diario una veintena de AVE y la entrada a la exposición internacional hay todavía demasiado espacio. Pese a la proximidad, el plan de obras obliga a atravesar la ciudad y a un recorrido de más de 10 minutos en coche. Cuando esté todo listo, sólo habrá que atravesar el río, a pie o en teleférico, para asistir a alguno de sus más de 3.400 espectáculos.

¿Y después? Quedarán un parque y unas 20 intervenciones escultóricas de artistas como Christopher Janney, Dan Graham, Jaume Plensa o Miguel Ángel Arrudi, elegidos por un jurado formado por expertos como Vicente Todolí, director de la Tate Modern de Londres. Y muchos compradores que, como TVE o la Consejería de Cultura de Aragón, ya se han asegurado un edificio en el lugar, eso sí, más codiciado de Zaragoza.La organización prevé más de seis millones de visitantes Quedarán un parque y unas 20 intervenciones escultóricas

El bosque de pilares del pabellón español de la Expo Zaragoza 2008, de Patxi Mangado.
El bosque de pilares del pabellón español de la Expo Zaragoza 2008, de Patxi Mangado.ULY MARTÍN
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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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