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El adiós a un gran torero de plata

La muerte de Manuel Montoliú ha caído como un mazazo sobre la afición valenciana, orgullosa de haber dado siempre buenos banderilleros. El cadáver del "más grande torero de plata del último siglo", en palabras de] matador Rafi de la Viña; fue aclamado ayer por unos 2.000 aficionados en la plaza de toros de Valencia. Gritos de "torero, torero", aplausos y lágrimas despidieron a Montoliú, a quien Antentan imitarlos jóvenes valencianos en sus primeros pasos en el toreo. Por ello, se prepara en Valencia un gran festival en su honor. Nadie olvida que "Montoliú ha muerto por mirar. al toro igual como siempre miré a la vida: de frente", según uno de sus muchos amigos.

Todos los aficionados valencianos eran a ver amigos" de Montoliú, fallecido el pasado viernes en Sevilla a los 38 años de edad. Muchos han seguido sus faenas, como subalterno y como matador, desde hace 17 años. Otros han oído sus enseñanzas en la escuela de tauromaquia de Valencia, donde explicaba el arte de banderillear. También hay quien le ha conocido como gerente de plazas o representante de toreros. José Manuel Calvo, Manolo Montoliú, conoció el toreo en todos sus ángulos. Hijo de picador y padre de dos jóvenes -uno de ellos quiere ser torero-, quienes le conocieron bien le califican de "muy seguro de sí mismo, simpático y educado", como recuerda Felipe de Luz. Para este promotor valenciano, "su gran seguridad le hacía saiado, por eso murió"

El cadáver de Montoliú llegó a la plaza de toros hacia el mediodía. El féretro fue sacado a hombros por la puerta grande y se veló el cadáver en la reducida capilla de la plaza. Unos 2.000 aficionados, muy emocionados, despidieron a un torero que "si tenía que morir, a él le hubiera gustado que fuera así", explicó su amigo José Luis Benlloch. Los restos fueron incinerados horas más tarde. Las cenizas serán esparcidas el lunes en las montañas del municipio castellonense de Teresa, con el que Montoliú estuvo muy vinculado.

Festival en su honor

"Toda Valencia llora hoy. Hasta se ha puesto a llover", decía uno de los aficionados mientras esperaba la llegada de la comitiva fúnebre, que salió de Sevilla, por carretera, de madrugada. La intensa lluvia y el puente festivo no impidieron la masiva despedida de Montoliú.

El dolor del alicantino José Mari Manzanares, a cuya cuadrilla pertenecía Montoliú, no le permitió hacer declaraciones a la prensa. 'Ahora no", se limitó a decir. El viernes, en Sevilla, Manzanares, sí reaccionó y preguntó: "¿Cómo queda. la familia?". A continuación sugirió la celebración de un festival en honor del torero muerto y a beneficio de los familiares.

En Sevilla, hacia las tres y cuarto de la madrugada del sábado, la Maestranza se iluminó para dar la última ovación de despedida al torero. El féretro de Montoliú fue paseado a hombros de sus compañeros y .amigos, y tras dar una última vuelta al anillo del coso maestrante, salió por la Puerta del Príncipe camino de Valencia, informa Juan Méndez. Manzanares y su apoderado José Luis Marca, los banderilleros El Mangui, Pedro Santiponce, Villita, eran algunos de los que le rindieron el último homenaje.

Desde la diez de la noche, el cadáver fue velado en la Maestranza. En la capilla ardiente se encontraban las tres cuadrillas de la trágica corrida, con sus matadores al frente: Manzanares, Niño de la Capea y Ortega Cano; y por ella desfilaron mumerosas personalidades del mundo taurino andaluz.

El padre de Montoliú llegó a la plaza pasada la media noche. Muy emocionado, se abrazó al cuerpo sin vida de su hijo, y dijo: "Esto es el toro".

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