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La aldea de Astérix sigue en guerra

La hija de Uderzo se querella contra su padre, que la apartó de la gestión de sus derechos - El fisco francés no le considera coautor de la serie, sino mero ilustrador

Tras varios años de guerra encarnizada, todo hacía pensar que la paz había llegado por fin a la familia Uderzo. La batalla legal iniciada por Silvye Uderzo contra su padre, el dibujante Albert Uderzo, cocreador de Astérix junto al guionista René Goscinny, parecía llegar a su conclusión tras dar su brazo a torcer y acceder a vender el 40% de acciones de Ediciones Albert-René, la actual depositaria de los derechos del célebre galo irreductible, al grupo Hachette, que se convertía así de nuevo en el editor de las famosas y lucrativas aventuras del personaje.

Un conflicto que se inició en 2007 cuando Uderzo retiró a su hija de la dirección de Ediciones Albert-René, el emporio creado por el dibujante en 1979 para gestionar la edición y mercadotecnia de Astérix, que una década después se convirtió en propiedad completa suya y de la hija del fallecido Goscinny tras una larga lucha legal contra Dargaud.

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Tal esfuerzo que demostraba que el dibujante era tan bueno a los lápices como sagaz para los negocios: Astérix se convirtió en una máquina de hacer dinero, no solo por los más de 300 millones de álbumes vendidos por la serie (cada nueva entrega es un acontecimiento editorial en Francia), sino por los pingües beneficios del uso comercial del personaje, que abarca desde todo tipo de licencias comerciales hasta un fructífero parque de atracciones y, por supuesto, las exitosas adaptaciones cinematográficas del personaje, de las que en octubre llegará su cuarta entrega, Astérix: God save Britania, dirigida por Laurent Tirard. Un espectacular negocio cuya facturación se estima superior a los 10 millones de euros anuales y que parecía justificar el enfrentamiento entre padre e hija, inmersos en un intercambio continuo de acusaciones mutuas de manipulación: mientras Silvye culpaba al entorno del dibujante de separarlo de ella y malaconsejarlo, Uderzo cargaba contra las ambiciones del marido de su hija, Bernard de Choisy.

Una tormenta de acusaciones que se acrecentaba con dos noticias sorprendentes: por un lado, el acuerdo entre Uderzo y el grupo Hachette, que devolvía la gestión del personaje a la editorial que lo vio nacer. Por otro, el inesperado anuncio del dibujante de que permitiría continuar a otros autores las aventuras del personaje tras su muerte, pese a la postura contraria que había mantenido hasta el momento.

Aunque la primera batalla judicial la ganó Silvye Uderzo, que veía cómo su despido se declaraba improcedente su despido y obligaba a su padre a indemnizarla con 270.000 euros, los cambios iniciados en la administración de los derechos de la obra de Uderzo parecían ya imparables, por lo que la venta de su parte del accionariado al gigante Hachette parecía un finiquito lógico de la disputa familiar.

Sin embargo, las pesadillas no dejan descansar a Albert Uderzo, que a sus 84 años no consigue retirarse como era su deseo: hace apenas un par de meses, el fisco francés le reclamaba más de 200.000 euros, una exigencia que no dolía tanto al dibujante por el importe económico como por una explicación que no le reconocía como cocreador de Astérix, sino como "ilustrador" de la serie. Un varapalo para el autor al que se suma la reapertura del enfrentamiento contra su hija, que acaba de presentar una querella judicial "contra quien corresponda" (una forma legal francesa que no precisa el sujeto al que se dirige la acusación) por el abuso y manipulación al que ha sido sometido su padre, al que considera en situación de debilidad.

En declaraciones a Le Parisien, Silvye Uderzo afirmaba que su padre estaba siendo aislado por diferentes personas de su entorno, desde su antiguo fontanero, reconvertido en hombre de confianza, a ciertos responsables de Ediciones Albert René, que le habrían empujado a todas las decisiones empresariales contra ella y a una espiral de derroche que incluiría desde la compra de faraóni-cas mansiones a un Mirage III. "Es una decisión dolorosa", afirma, "pero quiero que la justicia establezca que mis padres han sido víctimas de estafadores que han saqueado y destrozado una familia".

Duras acusaciones que se suman a una turbia trifulca familiar cuya realidad parece siempre demasiado oculta bajo un negocio de millones y millones de euros.

Arriba, Silvye Uderzo (izquierda) junto a su madre, Ada, y su padre, Albert Uderzo, dibujante de las aventuras de Astérix y Obélix.
Arriba, Silvye Uderzo (izquierda) junto a su madre, Ada, y su padre, Albert Uderzo, dibujante de las aventuras de Astérix y Obélix.ERIC ROBERT (CORBIS)
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