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El silencio de un tenor portentoso
Columna
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Un amigo sincero y leal

Hemos perdido a un cantante extraordinario, uno de los tenores más importantes de la historia de la ópera, pero al conocer la triste noticia de su muerte no pienso en el colega, sino en el amigo. He perdido a un amigo sincero y leal que siempre fue afectuoso conmigo. Nunca olvidaré sus visitas al hospital, sus llamadas telefónicas, cuando yo luchaba contra mi enfermedad y él me animaba con su cariño y optimismo. Me ha enriquecido como artista y persona.

Nunca te aburrías a su lado. Era extrovertido, ameno en la conversación, divertido, frívolo a veces, pero profundo en los temas serios. Me dio sabios consejos, sin caer en el paternalismo, y siempre hizo pública su admiración por mi voz y forma de cantar. Lo vi por última vez hace unas semanas, en su casa de Módena, y preparó para cenar pan con tomate y jamón porque sabía que me encanta. Compartimos también pasión por el fútbol: él, por la Juve; yo, con el Barça.

Era extravertido, ameno en la conversación, divertido, frívolo a veces, pero profundo en los temas serios

Lo que más me emociona en su canto es el impacto de su voz solar, inconfundible desde la primera nota, su técnica fabulosa y su increíble comunicatividad, que le hacía llegar directamente al corazón del público y emocionarlo con su canto. Rompió moldes, como hicieron en su tiempo Enrico Caruso y Maria Callas, y alcanzó una popularidad extraordinaria, al nivel de una estrella del rock o del cine.

Siempre me ha emocionado, como espectador, porque he tenido el placer de verle cantando sus mejores papeles, y como colega, compartiendo escenario con él y Plácido Domingo en las giras que hemos realizado por todo el mundo como Los tres tenores, una relación artística que nació en 1990 con el histórico concierto en las Termas de Caracalla y acaba hoy con la muerte de Luciano, un tenor único, una persona inolvidable, un amigo irreemplazable.

Luciano Pavarotti, Plácido Domingo y José Carreras, durante un ensayo en París en 1998.
Luciano Pavarotti, Plácido Domingo y José Carreras, durante un ensayo en París en 1998.ASSOCIATED PRESS
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