El antitoro
Con el antitoro es imposible el toreo. Y el antitoro es ese animalucho feo, destartalado, manso y descastado; ése que se hunde en cuanto estira las manos, se defiende del caballo y huye del castigo, y se aploma, después, para no embestir nunca con franquía; o lo hace, pero sin codicia, desparramando sosería y mala gana. Ese antitoro es el cáncer de la fiesta.
Y eso fue lo que hubo ayer. Con un aditamento: varios se escobillaron los pitones en el primer envite. Peligroso y sospechoso asunto. Y miran que traían el hierro de Cuadri, famoso por criar animales encastados. Pues la fama han comenzado a perderla. ¡Qué sopor, qué aburrimiento y qué mala suerte la de estos chavales -los dos primeros toman la alternativa antes del verano- que no pudieron demostrar casi nada de lo que llevan dentro.
Cuadri / Moral, Delgado, Tendero
Novillos de Celestino Cuadri, el quinto como sobrero, mal presentados, inválidos y descastados.
Pepe Moral: vuelta y silencio. Miguel Ángel Delgado: ovación y silencio tras aviso. Miguel Tendero: silencio y silencio.
Plaza de la Maestranza. 17 de abril. Segundo festejo de feria. Más de media entrada.
Pepe Moral, por ejemplo, parece un torero elegante y poderoso. Maneja los engaños con suavidad y temple, y se gustó toreando a la verónica y en una tanda de derechazos a su primero, que era un novillo lisiado pero dulce como el almíbar. Tan azucarado era su ir y venir que fue imposible la emoción. Sólo pudo mostrarse animoso ante el rebrincado cuarto. Moral necesita más toro. Y si es bravo y largo de embestida, mejor.
Algo parecido le ocurre a Delgado, de fina concepción, pero más frágil que su compañero. Lo intentó de verdad ante un lote sin clase, y se le recuerdan un par de naturales y un remate lleno de sabor. El resto, muchos pases enganchados y la impresión de que sus buenas maneras quedaron embarulladas por su nerviosismo y la nula calidad de sus oponentes. No lo tuvo mejor Tendero: su primero no embistió una sola vez, y al sexto le arrancó algunos meritorios naturales que no pudieron animar una tarde fría y entrada en aguas.