Entre buenos y malos
Dentro del cine negro, las películas de juicios hace tiempo que se han convertido en un subgénero y persiguen el más difícil todavía en lugar de la minuciosidad y exactitud que emanaba del género en sus mejores momentos. Este es el máximo defecto de Traición al jurado, aunque tiene un interesante planteamiento.Con algún lejano parentesco con Doce hombres sin piedad (1957, Sidney Lumet), una de las pocas películas de juicios narradas desde el punto de vista de un jurado, Traición aljurado mezcla demasiados puntos de vista y algunos, como el del ex policía encarnado por el cada vez tosco William Hurt, sobran por completo.
De forma que la atractiva historia se convierte en un choque entre buenos y malos, para demostrar la corta distancia que les separa; y pertenece mucho más al capítulo de las buenas intenciones que al de los brillantes resultados, en buena parte porque el desconocido coguionista y realizador Heywood Gould parece un cineasta muy limitado en ambas actividades, tanto a la hora de construir la historia, como a la de crear imágenes que la sustenten.
Traición al jurado
Director: Heywood Gould. Guión: Katz y Gould. EE UU, 1994. Intérpretes: Joanne Whalley-Kilmer, Armand Assante, Gabriel Byrne, William Hurt. Albufera.