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La casa de Saramago ya recibe visitas

Juan Cruz

Hace 18 años José Saramago entró en "a casa", su casa de Lanzarote, se sentó en el que sería desde entonces su despacho, y decidió que allí respiraría el aire de la isla. Un día dijo: "me lo podrán quitar todo, pero este aire no me lo quitarán nunca".

Aquella vez, cuando se sentó por primera vez en el que sería su taller en la isla, se dispuso a escribir Ensayo sobre la ceguera. Unos años más tarde, en 1998, obtuvo el Nobel de Literatura. No cesó de escribir; cuando volvía a la isla, desde sus viajes incesantes, Saramago volvía a sentarse aquí, en esta habitación que ahora es parte de una casa grande que se abre al público desde anoche. Pilar del Río dijo a finales del año pasado, meses después de la muerte de su marido, que esta casa, que se llamó siempre a casa, en portugués, sería abierta al público, como la biblioteca en la que él pasó largas horas, donde recibió a amigos y a estudiosos de su obra. Decía anoche Pilar, en el estreno público de esta casa que ha sido privada, que Saramago "fue un hombre de puertas abiertas". Era también "un transgresor de todas las normas, un sabio, la verticalidad hecha carne".

Esas normas de su conducta pública se construyeron en privado; ahora el público podrá asistir a las estancias de ese taller en que fue labrando su compromiso. Fernando Gómez Aguilera, el director de la Fundación César Manrique, que ha hecho diversos estudios biográficos y críticos sobre la obra del Nobel portugués, decía ayer que "Saramago convirtió Lanzarote y, por consiguiente, Canarias, en una gran embajada atlántica". Y esa relación fue extremadamente transitiva: "en algún momento el propio escritor especuló sobre la eventual influencia de la sobriedad del paisaje insular en la contención de su característica expresión barroca, que sufrió su literatura a partir de Ensayo sobre la ceguera".

La biblioteca y la casa en la que vivió el autor de Las intermitencias de la muerte serán, dice Pilar del Río, "un remanso de paz, de belleza y también un aliciente para no rendirse". Ella dice que vive "el espíritu de Saramago cuando abro estas puertas para seguir respirando su aire". Es el espíritu de la docena de libros que escribió aquí. El viaje portugués-canario del Nobel quedó simbolizado anoche con la presencia del alcalde de Lisboa, Antonio Costa; la consejera de Cultura del Gobierno de Canarias, Milagros Luis Brito, el alcalde de Tías, Juan José Cruz.

Pilar del Río ha querido que esta conversión de la casa privada en espacio público, a la que asistió la hija del escritor, Violante Saramago, coincidiera con el noveno mes de la muerte. En El año de la muerte de Ricardo Reis, Saramago avanza una teoría de Pessoa: los muertos están con nosotros nueve meses después de su partida, "tanto como los meses que estamos en el vientre de nuestras madres".

Luis Pastor y Lourdes Guerra cantan en la casa de Saramago.
Luis Pastor y Lourdes Guerra cantan en la casa de Saramago.ADRIEL PERDOMO
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