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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un clásico restaurado

Otelo

Director y guionista: Orson Welles. Fotografia: Anchisi Brizzi, G. R. Aldo y George Fanto. Música- Francesco Lavagnino y Alberto Barberis. Reino Unido, 1952. Intérpretes: Orson Welles, Michael Mac Liammoir Robert Coote, Suzarme Cloutier. Estreno en Madrid: Renoir (V. O.)

Cansado de las imposiciones de Hollywood y temeroso de que el Comité de Actividades Antiamericanas cayera sobre él, Orson Welles comienza su exilio europeo a finales de los años 40, y con él inicia una segunda y aún más personal etapa de su carrera.Su repetidamente declarado interés por William Shakespeare hace que su primera obra en el exilio sea una personal versión de Otelo, donde no sólo quedan muy claros sus grandes conocimientos sobre el tema, sino que también aparecen por primera vez sus muy particulares formas de rodaje que le hacen moverse entre la genialidad y la improvisación, con la trágica consecuencia de que muchas de sus obras hayan quedado inacabadas.

Rodada a lo largo de tres largos años, dentro de un caótico y constantemente renovado plan de rodaje, en buena parte financiada con el dinero ganado interpretando películas que nada le interesan, Otelo es una primera y perfecta muestra de cómo Orson Welles sabe sacar el máximo partido de la improvisación, las circunstancias adversas, un rodaje que se dilata a lo largo del tiempo, en lugar de estar concentrado en pocas semanas, y hace que un plano pueda estar rodado en Venecia y el contraplano en la costa africana.

Buena prueba del perfecto aprovechamiento de la improvisación es la famosa escena de los baños turcos. Algo que no existe en Shakespeare y sólo es fruto de que cuando llegan a rodar a Mogador, que en la ficción simula ser Chipre, se encuentran sin vestuario y Welles tiene la genial idea de utilizar toallas y rodar en los baños turcos de la ciudad.

Después de cuatro años de trabajo, Welles consigue acabar Otelo, la presenta al Festival de Cannes y gana la Palma de Oro en 1952. A pesar de ello, dado su subrayado carácter personal, tiene una distribución restringida, a finales de los años cincuenta desaparece de la circulación y se cree que el negativo está perdido.

Casualmente, a principios de los años noventa aparece el negativo en unos almacenes de 20th Century Fox, sé crea una sociedad que lo adquiere, se encarga de la minuciosa restauración de su imagen y, sobre todo, su sonido. Gracias a ello, 40 años después de su realización, Otelo, la primera gran obra del exilio de Orson Welles, minuciosamente restaurada, hace tiempo convertida en un clásico del cine, cobra nueva vida y comienza su segunda carrera comercial.

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