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Los copiones de Lope de Vega

El estreno de 'La estrella de Sevilla', de dudosa autoría del maestro, revela que tuvo multitud de imitadores

Miguel Ángel Villena

Cuando Lope de Vega irrumpió como autor dramático, Cervantes no tuvo más remedio que quitarse el sombrero y decir: "Y entró luego el monstruo de la naturaleza, el gran Lope de Vega, y alzose con la monarquía del teatro". No fue el autor de El Quijote, ni mucho menos, el único escritor de la época que envidió la capacidad inventiva, el talento y el éxito de Lope de Vega (Madrid, 1562-1635). Hasta tal punto marcó la escena y convirtió el teatro en un fenómeno popular y para todos los públicos que surgieron multitud de imitadores, de copiones, cabría decir. Desde dramaturgos a cómicos pasando por espías, que acudían a ver sus obras y a memorizarlas para utilizarlas después como argumentos. El estreno el miércoles en Valladolid, por la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), de La estrella de Sevilla, atribuida al maestro pero rodeada de polémica, prueba hasta qué punto las dudas sobre su autoría alcanzan a obras fundamentales de Lope de Vega.

Vasco: "Los versos, casi pondría la mano en el fuego, no son del maestro"
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"Hay que recordar", comenta Eduardo Vasco, director de la CNTC y responsable del montaje, "que el teatro del Siglo de Oro era un negocio que daba mucho dinero a los autores por las representaciones, sobre todo, y también por la edición impresa de sus obras. Lope de Vega fue un auténtico best seller y convertía en oro todo lo que tocaba. Por esa razón, muchos imitadores aspiraban a ser ricos y famosos, como el maestro. Lope marcó un estilo y mantuvo una especie de taller literario a su alrededor. Ahora bien, nunca llegó a tener negros que escribieran sus obras. El caso de La estrella de Sevilla es muy paradigmático porque cuenta con un diseño muy similar a las historias de Lope. Pero los versos, casi pondría la mano en el fuego, no son del maestro".

Aquellos que conocen a fondo la producción dramática de Lope, que alcanzó cerca de 400 piezas -entre ellas obras maestras como El caballero de Olmedo, Fuenteovejuna o El perro del hortelano-, están convencidos de que su facilidad para la escritura y su dedicación al trabajo explican su portentosa creatividad. Francisco Ruiz Ramón, uno de los grandes historiadores del teatro español, ha dejado escrita esta semblanza de Lope: "Al hablar de Calderón, se alude a la biografía del silencio. Al hablar de Lope, se llenan páginas y más páginas contando la historia de sus amores, pero no se habla de lo que lógicamente debería hablarse: de la biografía del trabajo. Es el trabajo, tanto como los amores, la constante de su vida".

No obstante, más allá de las discusiones eruditas, lo importante es que Lope se representa con el favor del público cuatro siglos después. "Quizá La estrella de Sevilla", señala Vasco, "la escribiera un imitador y la retocara algún actor, porque en aquella época todo el mundo escribía comedias. En cualquier caso, esta obra política sobre el abuso del poder y la lucha contra la tiranía, que mantiene su fuerza, tiene el estilo de Lope. Por ello, en este montaje privilegiamos tanto el texto".

De izquierda a derecha, Daniel Albaladejo, Jaime Soler y Francisco Rojas, en <i>La estrella de Sevilla.</i>
De izquierda a derecha, Daniel Albaladejo, Jaime Soler y Francisco Rojas, en La estrella de Sevilla.EFE
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