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Un divertido Calderón abre Almagro

'Las manos blancas no ofenden' fue una obra de enredo escrita para la Corte

Miguel Ángel Villena

Pedro Calderón de la Barca no sólo escribió dramas de honor y filosóficas obras. Uno de los dramaturgos más importantes de la historia del teatro se dedicó también a las comedias de enredo y Las manos blancas no ofenden es una magnífica prueba de ello. La Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) abrió el viernes la 31ª edición del Festival de Almagro con esta luminosa, palaciega e intrigante obra que fue encargada a Calderón por la Corte de Felipe IV en el año 1640. El montaje, dirigido por Eduardo Vasco, subraya de modo especial ese aire cortesano a través de la música en vivo, interpretada por un arpa, un violín y un chelo, y de un brillante vestuario de época diseñado por Lorenzo Caprile.

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"Calderón tenía mucho morro y era muy travieso"

En una trama irreverente en muchas ocasiones que va evolucionando como las fichas del ajedrez, Calderón se vio obligado a situar Las manos blancas no ofenden en la libertina Milán del siglo XVII. Mujeres que se disfrazan de hombres y, sobre todo, más raro para aquellos tiempos, varones que se hacen pasar por mujeres para conseguir sus propósitos amorosos significaban retos demasiado atrevidos para la España de la época. Accidentes, equívocos, dobles juegos y el contrapunto de constantes cambios de roles entre lo masculino y lo femenino brindan una frescura universal y muy contemporánea a este texto de Calderón que es puro teatro, es decir, divertimento escénico, que sin buscar la trascendencia reflexiona con lucidez sobre las relaciones amorosas. A través de una escenografía sencilla que se va modificando especialmente con la iluminación, un elenco de 15 actores sirve la obra con un gran sentido del ritmo escénico. Resulta difícil destacar a algunos de los intérpretes en una obra coral donde todos han de estar permanentemente en situación para que la acción fluya con energía.

La CNTC ha hecho una apuesta por un montaje popular que acerque Calderón a todos los públicos, una pieza que suscita la sonrisa con frecuencia y que cuenta con papeles fundamentales para dos travestidos. Esta obra se representará hasta el 6 de julio en Almagro y después en otros cuatro festivales para demostrar que el arte de Calderón iba mucho más allá del drama. Era capaz de convertir un enredo en una pequeña joya.

Un momento del ensayo de <i>Las manos blancas no ofenden,</i> de Calderón de la Barca.
Un momento del ensayo de Las manos blancas no ofenden, de Calderón de la Barca.ULY MARTÍN
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