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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Del drama al melodrama

Durante gran parte del siglo XIX, y entrando ya en el XX, lbsen vivió una revolución burguesa, una entrada en la era industrial, y al mismo tiempo, la contrarrevolución de un conservadurismo muy fuerte en su país: Noruega. Su personaje Juan Gabriel Borkman - 1896 - era uno de los protagonistas de ese tiempo: un hombre de las minas -donde oía «la música del mineral » al ser liberado de su encierro-, que quería despertar «el espíritu dormido del oro»: convertirlo en «las fábricas que trabajan»; en minas, trenes, barcos...Juan Gabriel Borkman estuvo a punto de conseguirlo; pero sus enemigos denunciaron que utilizaba el dinero del pequeño ahorro; declararon su quiebra fraudulenta; le metieron años y años en la cárcel... En su época, la obra que lleva el nombre del personaje tenía un sentido. En la nuestra, y en este lugar, tiene el sentido contrario: un personaje como Borkman, que dispone del dinero de los otros y lo pierde, es alguien que ha causado demasiado daño en esta sociedad, y lo sigue causando. La acumulación de fraudes y corrupciones es excesiva como para creer en el sueño de cualquier Borkman.

Borkman (Juan Gabriel Borkman, 1896), de Ibsen versión de José María Pou

Intérpretes: Marisa de Leza, Amparo Baró, Arturo López, Félix Navarro, Celia Castro, Monise Calvo, Cristina Durán y Juan Carlos Naya. Escenografía de Javier Artiñano. Dirección: Angel García Moreno.Estreno: Teatro Espronceda 34. 16 de diciembre de 1981. En colaboración con la Dirección General de Teatro del Ministerio

La obra es, naturalmente, muchas más cosas. Hay trazos autobiográficos (en 1857 escribía: «Viví en guerra contra la pequeña sociedad en que me aprisionaban las circunstancias y las necesidades de mi vida»); hay psicologismo; hay una situación humana, dotada de una cierta simbología: el enfrentamiento de dos hermanas -diríamos que una es conservadora; otra, la liberal-; primero, por la conquista de Borkinan, luego, por la de su hijo; el hijo escapa al extranjero, y con una extranjera -también lbsen huyó- en busca de otra libertad, Borkman muere al aire libre; de toda la lucha quedan «un cadáver y dos sombras»...

Es este argumento el que nos llega hoy: un drama burgués de fin de siglo. Con una construcción teatral de fin de siglo: diálogos largos, efectos en los fines de acto... Angel García Moreno, director de esta obra en el teatro Espronceda 34, recarga la teatralidad, no vacila en llevarla al melodrama; de las finuras psicológicas saca tipos y, como no puede resistir el naturalismo, lo carga con efectos sonoros y juegos de luces.

Esta dirección contamina, naturalmente, la interpretación. Marisa de Leza y Arturo López hacen lo posible por mantenerla dentro del decoro, y lo consiguen -sobre todo ella- en algunas escenas muy bien realizadas; Arturo López sucumbe al final a la obligación del melodrama.

Amparo Baró es una excelente actriz, una admirable actriz: pero no en este papel, que se le vuelve cantarín y entrecortado. Félix Navarro compone su tipo con todos los recursos de su oficio. Juan Carlos Naya no consigue pasar de figurín, obligado por el texto y por la dirección; Celia Castro tuvo aplausos en un mutis. Cristina Durán y Montse Calvo tienen apariciones fugaces.

La versión de José María Pou suena bien, en castellano teatral. Ha acortado la obra (empezando por el título, que en el original era Juan Gabriel Borkman, sin dañar su sentido. Los decorados de Artiñano son someros.

Al público del estreno pareció gustarle mucho todo, a juzgar por sus aplausos y por algunos gritos de bravo. Un público de profesionales, de starlettes que disputaban los fotógrafos al presidente del Gobierno, que ocupó cuatro localidades con su familia. Fraga hizo una aparición a, las 23.45 horas, y dejó de vérsele apenas se hizo el primer oscuro que señalaba el final de la obra. Se perdió los fotógrafos.

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