La gallina digital de los huevos de oro
Lejanos los tiempos de los clásicos de Disney, de las locuras de Ralph Baskin, cuando parece que hace mil años que se estrenó Akira (1988), la animación se ha convertido en un género que depende por completo de sus dosis de técnica, adicto a los ordenadores y observado por el resto de la industria. Todos toman nota de cualquier cloqueo de la gallina de los huevos de oro.
Sin ir más lejos, Fox espera romper convencionalismos (y taquillas) con el estreno de Avatar, película con parte del reparto de carne y hueso y parte digital en la que James Cameron aplicará una nueva tecnología que lleva muy lejos eso de que los actores pueden ser prescindibles. Los intérpretes digitales se mueven con más brío, no comen, no se sindican, ni protestan. Y Cameron tiene fama de ser inaguantable. ¿Es esto el futuro?
"En unos años los animadores serán los entrenadores de los actores digitales", afirmaba en la revista 3D Gerry Seidman. Seidman es presidente de Actor Machine, empresa que ha desarrollado un programa de software basado en el Autonomous Digital Actor (ADA), con el que se crea un actor virtual y se le entrena según el propósito a que será destinado.
Esta línea de acción, que arrancó hace cuatro años Ken Perlin (Oscar en 1997 por la importancia de sus avances técnicos en los efectos visuales), se ha convertido en la niña mimada de la industria. "Esperamos que esto tenga un gran impacto en el trabajo de los estudios dedicados al mundo de la animación. Por fin podrán dejar a sus profesionales trabajar en los aspectos más creativos, dejando al ADA ocuparse de lo más rutinario", afirmaba Perlin.
En cuanto a los grandes estudios de animación Pixar y Disney, ambos aseguran que su futuro está en el universo 3D: Pixar anunció en abril que, tras la llegada este verano de Wall·e, su última 2D, en 2009 estrenará Toy story en tres dimensiones, y que en 2010 hará lo propio con Toy story 2, todo ello como preludio para Toy story 3, que podrá verse en los dos formatos. DreamWorks seguirá estos pasos y en 2009 estrenarán Monsters vs aliens en tres dimensiones.
Aparte quedan los independientes. El cubano-estadounidense Roland Becerra sorprendió en el Festival de Cannes de 2007 con una pieza de 15 minutos llamada Dear beautiful, en la que usando una animación naturalista de tono reflexivo explicaba los resultados de la llegada de una extraña flor a la Tierra y la epidemia que desencadenaba. Un corto de zombies que al igual que piezas como Flatland, de Ladd Ehlinger Jr., apuestan por una animación cuyo cenit no debe ser la excelencia técnica y basada en la historia.
Fuera de Hollywood, el japonés Hayao Miyazaki, que actualmente prepara Gake no ue no Ponyo, sigue dando sopas con honda a Occidente demostrando que el futuro de la animación no se decidirá en el campo tecnológico, sino que el peso específico de los creadores, catapultados por un irreductible grupo de seguidores, prevé un largo y cálido verano. Éste, y los que vienen.
