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Seis ganaderos han incurrido en inhabilitación por afeitar toros

El Gobierno aún no ha aplicado la medida, prevista en el reglamento

Por lo menos seis ganaderos de reses bravas se encuentran en las circunstancias de inhabilitación previstas por el reglamento taurino, por manipulación fraudulenta de las astas (afeitado), sin que el Gobierno haya adoptado dicha medida, que todos los estamentos taurinos, naturalmente, aficionados incluidos, consideran la más adecuada para acabar definitivamente con el fraude.

Estos ganaderos son los siguientes: Salvador Gavira, con seis toros multados por afeitado; Carlos Núñez, con siete; Pérez Angoso, con tres; Juan Mari Pérez Tabernero, con tres; Baltasar Ibán, con tres, y Antonio Ordóñez, con cuatro. La mayor parte de estos mismos criadores de reses bravas tienen pendientes de dictamen las astas de más reses de su propiedad, que fueron enviadas a examen de laboratorio por sospecha de afeitado.El reglamento taurino dispone que por el primer toro (o novillo) afeitado el ganadero será sancionado con 50.000 pesetas de multa; con 100.000, por el segundo, y con inhabilitación durante un año, por el tercero. Esta última medida no ha sido adoptada nunca por la autoridad, por una extraña interpretación que se seguía en el Ministerio del Interior según la cual no se tomaba en consideración el número de reses afeitadas, sino el de festejos en los cuales se hubiera producido multa. O aún ni eso, pues las siete multas que tiene el ganadero Carlos Núñez, por ejemplo, corresponden a cuatro corridas de toros distintas.

Sin embargo, a la pregunta formulada al Gobierno por el senador del PSOE por Valladolid Juan Antonio Arévalo, aquél contestó el pasado 16 de marzo reconociendo que el criterio a aplicar es contabilizar el número concreto de infracciones. La respuesta decía textualmente: «Este Ministerio (Presidencia del Gobierno) estima que, efectivamente, la sanción de inhabilitación por un año al dueño de la ganadería debe imponerse cuando exista la tercera infracción, es decir, una tercera res con las defensas alteradas o manipuladas, haya sido ésta lidiada o no en el mismo espectáculo que las dos reses anteriores».

A pesar del tiempo transcurrido desde esta contestación, y del mucho mayor desde que fueron multados los ganaderos, la inhabilitación no se ha producido, y los seis ganaderos antes citados lidian sus toros con normalidad en las distintas plazas españolas, lo cual da pie a suponer una permisividad o quizá injustificada dejación de funciones por parte del Ministerio del Interior, que es el responsable de la vigilancia del fraude y de la aplicación de las correspondientes medidas.

Los asuntos taurinos se tramitan en el mencionado departamento a través de un negociado con escasos y muy antiguos funcionarios, a los cuales se ha dirigido EL PAÍS en anteriores ocasiones en solicitud de información sobre el tema del afeitado, sin que obtuviera nunca respuesta. El funcionario que atendía nuestra pregunta, señalaba que sin autorización superior no podía facilitar ningún dato.

Mejor fortuna tuvieron las gestiones hechas en la Oficina de Prensa de la Dirección de la Seguridad del Estado, la cual llegó a facilitar a este periódico datos parciales sobre sanciones por, afeitado, los cuales hemos unido a los que el propio Gobierno facilitó al senador Arévalo, en respuesta a dos preguntas de éste, con fechas 16 de marzo último y 9 de octubre de 1980.

De cualquier manera, la aparente indiferencia del Ministerio del Interior ante un tema tan importante para la fiesta como es la manipulación fraudulenta de las astas continúa. Las sanciones de inhabilitación deben aplicarse sin demora y convendría abrir una investigación ante hechos tan significativos como que una plaza de tanta categoría como es la de Sevilla dé el mayor número de casos de afeitados comprobados. Nada menos que trece, en diez festejos, se produjeron durante la temporada 1980.

Independientemente de las sanciones impuestas, que afectan a buen número de ganaderos, gran parte de ellos ya con dos multas, hay llamativos casos pendientes de resolución y tienen las astas de corridas enteras sometidas a examen por sospecha de fraude.

Se asegura en medios taurinos que en la mayor parte de las plazas de toros españolas (Madrid podría ser una de las excepciones, y aún no en términos absolutos) se siguen afeitando los toros con la misma profusión e impunidad que en los tiempos de mayor arraigo del fraude. En cualquier caso, es evidente que únicamente la sanción ejemplar lo cortaría de raíz, y el Ministerio del Interior tiene obligación de aplicarla.

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