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Reportaje:66ª Feria del Libro

El huracán Setterfield

La autora inglesa arrasa con su primera novela, 'El cuento número trece'

Andrea Aguilar

Esta profesora retirada de Literatura pulveriza las listas de ventas de libros en medio mundo. Discreta, menuda y pelirroja, Diane Setterfield (Reading, Inglaterra, 1964) es la protagonista del nuevo fenómeno editorial con su primera novela, El cuento número trece (Lumen), de la que lleva vendidos un millón de ejemplares en Estados Unidos y con la que consiguió colarse entre los 10 más vendidos de Sant Jordi

por delante del televisivo Buenafuente. El libro está a la venta en 28 países y la adaptación cinematográfica está en camino. Ella confiesa que se ha acostumbrado a ver su foto en carteles publicitarios. "He tenido mucha suerte. Al escribir me sentía terriblemente insegura y esto de alguna manera me ha liberado", afirma.

"No soportaría hablar mal de un libro porque puede que a alguien le guste"

Cuentan que el éxito de esta historia de intriga, protagonizada por la hija de un librero y con referencias a clásicos como Jane Eyre o Cumbres borrascosas, debe mucho a ese mismo gremio que ha apostado con fuerza por la novela. ¿Y quién le recomienda libros a Setterfield? "En Inglaterra, la lectura es un asunto privado. No está en nuestra naturaleza que un librero te recomiende qué leer como en Estados Unidos", advierte. Así que, en la estricta intimidad británica, hace años que creó su propio book club con tres amigas, ajenas a su profesión, para hablar de "maridos, hijos, gatos y libros, por este orden". Mark Haddon o Monica Ali se cuentan entre los autores favoritos de este grupo que lee las novelas a la vez para luego poder comentarlas. "Nunca me haría crítica, la lectura es algo muy personal. De pequeña me enseñaron a estar callada si no tenía algo agradable que decir y no soportaría hablar mal de un libro porque puede que a alguien le guste", explica.

Setterfield se siente en casa en una librería. No hay más que verla moverse con soltura entre los estantes. Da igual que no los pueda leer, los libros y su mundo le fascinan. Le atraen los que tienen imágenes de otros libros en la portada. Junto a su mesilla cuenta que tiene un ejemplar de Reading women, de Karen Joy Fowley, en el que se reproducen cuadros y fotografías de mujeres leyendo. El orden de las bibliotecas personales es otro de sus temas favoritos. "Me gustó mucho lo que escribió Alberto Manguel sobre esto. Hay que ser honesto. Soy partidaria de poner los clásicos junto a libros menores. Visitas casas en las que miras y piensas: 'Oh, tiene todos los clásicos y lee poesía japonesa'. Yo siempre acabo preguntándome: '¿dónde tendrá escondida a Agatha Christie?". Entre sus últimas lecturas menciona La sombra del viento, de Ruiz Zafón, y Almas grises, de Philippe Claudel, un conmovedor descubrimiento. "Lo compré por azar y acabé llorando en el tren que me llevaba de París a Montpellier", recuerda esta especialista en literatura francesa, devota admiradora de André Gide y su técnica narrativa.

Setterfield dice tener el veneno literario inoculado desde la infancia. "Mi madre nos llevaba a comprar un cuento después de ir al dentista, así que fui la única niña a la que le encantaban las revisiones", bromea. Más o menos en aquella época se enteró de la incursión de Hemingway en la Guerra Civil y del suicidio de Virginia Woolf. Aquello la convenció de que su vida era demasiado tranquila y feliz para dedicarse a escribir. "Decidí buscar otras formas de estar cerca de los libros. Luego he comprendido que las historias pueden ser extraordinarias y los escritores, gente normal".

Diane Setterfield, en la librería Antonio Machado de Madrid.
Diane Setterfield, en la librería Antonio Machado de Madrid.RICARDO GUTIÉRREZ
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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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