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La Feria del Libro de Guadalajara 2009

Un intenso cruce de caminos

Periodismo y literatura se mezclan en la edición más diversa de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara

Nunca había sido tan diversa la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara. Mezcla esta vez periodismo, literatura, artes plásticas, derechos de autor... Su papel ahora es, sin duda, el de aglutinador de las culturas en lengua española, con el añadido, este año, de la mirada que lanza sobre la cultura de Los Ángeles. Se puede escuchar a Carlos Monsiváis cantando a Chavela Vargas, a Jorge Volpi hablándole en turco a Orhan Pamuk, y se puede ver por videconferencia a Ray Bradbury desde su casa en California. Y, en todos los lugares, centenares de personas que escuchan en un silencio que permite escuchar, y no es exageración, el vuelo de una mosca.

Esta vez EL PAÍS ha vuelto a protagonizar uno de los debates de la feria mexicana; esta vez, el periódico propuso una discusión entre su director, Javier Moreno, y el periodista estadounidense Jon Lee Anderson, moderados ambos por su colega mexicana Rossana Fuentes Berain. ¿Entendemos qué pasa? era el título del coloquio. Lo entendemos, pero no es suficiente. Internet ha venido a revolucionar el panorama y ahora ya es evidente, dijo Moreno, que el papel no va a ser el soporte de los periódicos. Habrá periódicos, y seguirán siendo esenciales para la democracia, pero ya no los habrá en papel. Las consecuencias del cambio (empresariales, editoriales, culturales) son extraordinarias; Jon Lee Anderson cree que entre esas consecuencias se halla el hecho de que "es más difícil ahora hacer lo que hacía hace veinte años". Hemos entrado en una época nueva "en la que todo depende de patologías económicas".

"Hoy todo depende de patologías económicas", según Jon Lee Anderson
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La mosca y el filandón

A Moreno le parece que las nuevas tecnologías han introducido la posibilidad de que sea el lector quien seleccione la información que le importa, y eso ha resquebrajado la jerarquización. Estamos, dijeron, en medio de una tormenta perfecta, "acelerada por el cambio mediático", y hasta que no se asienten los nuevos parámetros será más difícil entender qué es importante y qué es farándula.

Y si alguien estaba ayer feliz en la FIL era Beatriz de Moura. La editora de Tusquets presentó su premio de novela, que tanto en 2005 como en 2009 se quedó desierto. Este año no. Este año, el jurado -presidido por Juan Marsé e integrado por Almudena Grandes, Jorge Edwards y Élmer Mendoza- acordó premiar la novela Oscura monótona de sangre, escrita por el periodista argentino Sergio Olguín. Además de por la buena pinta de la novela, Beatriz de Moura estaba feliz porque al premio se presentaron 612 manuscritos, enviados desde todos los países de América Latina. "Y para un premio", dijo la editora, "que se declara desierto un año sí y uno no, no está nada mal...". Como el Isabel de Polanco de ensayo, que se entregó este domingo, el Tusquets de novela agrupa en su jurado a personalidades de España e Iberoamérica, y en ambos casos ha premiado a autores hispanoamericanos, un cubano y un argentino, y eso constituye la esencia de la apuesta cultural que ha asumido la FIL de Guadalajara.

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