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Reportaje:

Los judíos como chivos expiatorios

Un libro de Moradiellos repasa las claves históricas del antisemitismo

Miguel Ángel Villena

Para una dictadura, para cualquier régimen autoritario, la identificación de un chivo expiatorio sobre el que descargar todos los ataques resulta una táctica muy útil para agrupar a las multitudes. Fue la fórmula ensayada por el nazismo para llegar hasta la catástrofe del Holocausto, pero también representó un sistema político puesto en práctica por otros gobernantes a lo largo de la historia. "Los judíos", señala el historiador Enrique Moradiellos, "han formado siempre una minoría religiosa muy definida y endogámica, al tiempo que han desempeñado oficios urbanos y especializados. Estos rasgos los han convertido durante siglos en una cabeza de turco, en los responsables de todos los males humanos o divinos".

Catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Extremadura, Enrique Moradiellos (Oviedo, 1961) acaba de publicar La semilla de la barbarie (Península), un libro que lleva como subtítulo Antisemitismo y Holocausto. El autor ha optado por dedicar la primera parte de su libro a la tragedia vivida por los judíos durante el nazismo para acercarse después a los orígenes históricos del fenómeno y remontarse hasta la Antigüedad. "Me parecía tan brutal el antisemitismo y pensaba que las consecuencias habían sido tan terribles que pensé que iba a ser más comprensible para el lector comenzar mi ensayo por el Holocausto", explica Moradiellos.

No son frecuentes en la bibliografía escrita por españoles los libros que aborden el tema de las claves históricas de la judeofobia y del antisemitismo. No obstante y a pesar de la ya lejana expulsión de los judíos a finales del siglo XV, los tópicos españoles perviven en refranes o en expresiones. La sentencia de "no seas judío", como sinónimo de tacaño y codicioso, se ha mantenido a lo largo de los siglos. "Desde luego, el aspecto que más ha interesado a los historiadores españoles ha sido lógicamente el de los judíos sefardíes", comenta Moradiellos.

Así pues, pocos pueblos tan castigados por los tópicos como los judíos. "El tópico del judío", escribe de forma muy didáctica Moradiellos en el epílogo de su libro, "urbano por antinatural, codicioso en su amor al dinero, peligroso por su afición al saber oculto, no dejó de circular desde la Antigüedad. Y, de hecho, se convertiría en una especie de profecía autocumplida cuando en el siglo XIX el judío alcanzara un protagonismo muy relevante en las nuevas tareas y ocupaciones asociadas al proceso de modernización abierto por la Revolución industrial".

Al igual que otros historiadores y expertos en el tema, Moradiellos muestra una cierta perplejidad por la falta de resistencia de los judíos frente a la política de persecución y exterminio desarrollada por los nazis durante su etapa de poder (1933-1945). De hecho, salvo la sublevación del gueto de Varsovia fueron mínimas las luchas mantenidas por los judíos contra sus verdugos. "Creo", afirma Moradiellos, "que los judíos alemanes y de otros países ocupados por los nazis nunca imaginaron que el antisemitismo de Hitler y de su régimen, que el odio racial, llegara a alcanzar tal grado de crueldad ni que la represión derivara en la llamada solución final, en el exterminio en campos de concentración. Tal vez cuando se dieron cuenta de las dimensiones de la barbarie ya fuera tarde para reaccionar". El historiador subraya que uno de los propósitos de su libro ha sido "el mantenimiento pedagógico del recuerdo" del Holocausto para que nunca se repita.

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