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La nueva canción triste de Chicago

'The Chicago Code' es la nueva serie de policías y ladrones ambientada en la misma ciudad que 'Canción triste de Hill Street'. El creador de 'The Shield' regresa con una propuesta alabada por la crítica

En 2002 un escritor llamado Shawn Ryan (1966, Illinois) presentaba The Shield, una serie de policías y ladrones donde al espectador le costaba distinguir entre unos y otros. Los defensores de la ley en The Shield eran por un lado asesinos corruptos y por el otro tipos empeñados en mantener su vida a flote, hombres con un curioso concepto del honor y la lealtad, capaces de saltar todas las líneas sin pestañear. En la extraña dicotomía del agente Vic McKey (encarnado magistralmente por Michael Chiklis) y su escuadrón de asalto, latía lo mejor de las series policíacas de toda la vida y -al mismo tiempo- el afán por meter al espectador en una bajada a los infiernos. Cámara agitada, como si la manejara un operador asustado en medio de un terremoto, y diálogos que los personajes se lanzaban unos a otros a modo de daga, ayudaban a situarse en esa atmósfera de tonos amarillentos, un paraíso para la ambigüedad donde nadie se libraba de acabar pringado.

Ryan completó siete temporadas de The shield con la inestimable ayuda de Kurt Sutter, otro guionista amante de las emociones fuertes (como demuestra día a día con su última creación, Hijos de la anarquía -cuya tercera temporada se emite en Fox crime, dial 19 de Digital + -, una serie que linda en contundencia con la de McKey y sus compinches) y convirtió a su criatura en un producto de visión obligada para los amantes de la televisión sin cocinar, sin códigos, sin estereotipos. Su última entrega, con Clark Johnson (The wire) manejando la cámara es ya un clásico, y pocos en el mundo de la televisión recuerdan un desenlace tan salvaje, desesperanzador y brutal.

Cuando The Shield llegó a su fin Ryan se tomó un pequeño descanso, Sutter optó por darse cuerda con sus propios proyectos y por unos meses nadie oyó hablar de ninguno de los dos.

En 2010 el primero ideó y produjo una serie llamada Terriers, a las antípodas de su último proyecto pero con la misma fiereza en situaciones y diálogos y un gran trabajo en los personajes, y por supuesto, con polis (estos bastante buenos) y criminales (bastante malos). Lamentablemente la serie, magnífica, no llegó a consolidarse y fue cancelada al final de la primera temporada.

En realidad el final de Terriers no inquietó lo más mínimo al creador de The Shield que ya andaba trabajando en otra misión: The Chicago code.

La serie retrata las andanzas de una superintendente femenina (Jennifer Beals, vista en The L Word) empeñada en derrumbar en el reinado de Ronin Gibbons (el siempre impresionante Delroy Lindo) un concejal podrido hasta el alma. Para desenmascarar a Gibbons la jefaza cuenta con la ayuda del detective Jarek Wysocki (otro actor de bemoles, Jason Clarke), un policía que considera su pistola una extensión de su brazo y cuya integridad va más allá de las convenciones. Naturalmente, las cosas van a complicarse rápidamente, y es que perseguir a un monstruo tiene sus peajes.

Ryan declaraba recientemente a la web macleans.ca que "este show es en parte una serie sobre casos policíacos pero primordialmente trata de una historia en marcha en la que se habla sobre la corrupción en la ciudad (...) y sobre estos dos héroes decididos a tumbar un sistema que lleva años funcionando (...) aunque no creo que el espectador se conecte a esta serie buscando historias sino buscando personajes".

De momento las críticas no podrían ser más positivas e incluso las más tibias, como la de The Hollywood Reporter, reconocen el inmenso potencial de la serie y la fortaleza de sus personajes. De hecho, la revista Entertainment Weekly la consideraba en su número especial dedicado a al nueva temporada televisiva uno de los shows imprescindibles mientras que la mayoría de medios especializados consideran The Chicago code una apuesta segura para Fox, la cadena que ha apostado -de nuevo- por Ryan después de los buenos resultados de The Shield.

La última gran serie ambientada en la ciudad que convirtió a Michael Jordan en un dios se llamaba Canción triste de Hill Street, como referente toda una garantía. Veremos si los resultados están a la altura.

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