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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una parábola del lobo feroz

El punto de partida de Solamente se vive una vez es la producción noruega La cabeza sobre el agua (1994), de Nils Gaup, que actualmente emite Canal +, de la que en los títulos de crédito sólo se cita el nombre de sus guionistas. El resultado se sitúa entre las mejores operaciones de este tipo realizadas por los norteamericanos. Sin conocer la película original, Solamente se vive una vez, tosca traducción castellana del inglés Head above water, es una muy hábil comedia negra que funciona con gran perfección.Basada en un excelente guión de Theresa Marie con una férrea y sólida estructura, está dirigida con bastante habilidad por el desconocido Jim Wilson y permite a la peculiar pareja formada por el excelente actor Harvey Keitel y la atractiva modelo Cameron Díaz hacer un buen, trabajo, frente a unos mucho menos eficaces Craig Sheffer y Billy Zane, aunque su cometido es mucho menor. Centrada en una situación única, Jim Wilson sabe desarrollarla con la suficiente habilidad. A pesar de narrar una historia que se desarrolla en una perdida isla entre poco más de cuatro personajes, consigue que la acción no decaiga, ni tampoco su tenue humor, y que unos elementos lleven a otros con suavidad. Tan sólo en algunos momentos hay algún bache narrativo y a veces subraya en exceso el lado humorístico que desprende la historia.

Solamente se vive una vez

Head above water. Director: Jim Wilson. Guionista: Theresa Marie. Fotorafía: Richard Bowen. Música: Christopher Young. Estados Unidos, 1996. Intérpretes: Harvey Keitel, Cameron Díaz, Craig Sheffer, Billy Zane. Estreno en Madrid: Rex, Acteón, Conde Duque, Mmicine, Excelsior, Ideal (versión original subtitulada).

Carga misógina

Con una considerable carga misógina, relata lo que podría denominarse la parábola del lobo feroz. En primer lugar porque su acción está originada por una postal con un dibujo del lobo feroz que no llega a su destino y que, al final de los títulos de crédito, acaba comiéndose un pajarraco. Y luego porque lo que cuenta es cómo una atractiva muchacha, con un reciente pasado de drogadicta, no tiene suerte con los hombres, en la medida en que ve en ellos a lobos feroces que quieren atacarla y, de una manera u otra, sin poner mucho empeño de su parte, acaba destruyéndolos.En manos de un realizador más hábil y, sobre todo, con una mayor experiencia que Jim Wilson, Solamente se vive una vez podría haberse convertido en la excelente comedia negra que aquí sólo aparece apuntada. No sólo habría sabido redondear los múltiples matices de la historia, sino que hubiese llevado al límite la destrucción de la pareja formada por un juez de mediana edad y una joven drogadicta a la que condenó en su momento, algo que aquí queda demasiado en el trasfondo de la historia.

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