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Crítica:ÓPERA | 'Don Carlos'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una pizza para Felipe II

Gritos desaforados del público, unos lanzando bravos, otros clamando que no hay derecho, en medio de un estruendo general, con salvas de aplausos contrarrestados por contundentes pataleos y hasta pitidos de silbatos. Bronca sensacional, en definitiva, antenoche el Liceo, en el estreno en España de la versión original en francés de Don Carlos, absoluta obra maestra de Verdi ambientada en la España negra de Felipe II. La radical propuesta del polémico director de escena alemán Peter Konwitschny, que provocó una fuerte división de opiniones al final de una larguísima representación de cinco horas, encendió con virulencia los ánimos del público tras una sorprendente acción teatral que plasma con dureza y violencia salvaje el auto de fe que cierra el tercer acto de la monumental partitura. Antes de llegar a esa escena, Konwitschny ya levantó ampollas convirtiendo el ballet del la reina La Peregrina, que se corta siempre, en una broma doméstica, El sueño de Éboli, en el que la princesa Éboli se cree casada con el infante Don Carlos. Esperan a cenar a sus suegros, Felipe II e Isabel de Valois, pero, como se le quema el pollo, encargan una pizza. que les servirá un repartidor de la empresa Posa?s Pizza que no es otro que el Marqués de Posa. Acaban jugando con una cuna -la princesa está embarazada-bien regados con champagne para celebrar la llegada del futuro heredero al trono. Es, ciertamente, una memez, cuya única función es divertir un poco en medio de un drama oscuro en que se mezclan la política, el fanatismo religioso y los sentimientos.

Don Carlos

De Giuseppe Verdi. Libreto de Joseph Méry i Camille du Locle basado en Don Carlos, Infant von Spanien de Schiller. Intérpretes: Franco Farina, Adrianne Pieczonka, Giacomo Prestia, Sonia Ganassi, Carlos Álvarez, Erich Halfvarson, Dan Paul Dumitrescu, Ana Nebot, Eliana Bayón, Stanislas Arráez, Lloll Bertran. Cor Savina del Conservatori de Cervera. Coro y Orquesta del Liceo. Director musical: Maurizio Benini. Director de escena: Peter Konwitschny. Escenografía y vestuario: Johannes Lelacker. Iluminación: Hans Toelstede. Coproducción del Liceo y la Ópera de Viena. Teatro del Liceo, Barcelona, 27 de enero.

Lo del auto de fé, en cambio, no es ninguna broma. Konwitschny dinamita las convenciones de la grand òpera convirtiendo la escena en un estremecedor reality show transmitido en directo por televisión y presentado con desparpajo por la actriz Lloll Bertran. Montado con inequívoco afán de provocar, alcanza su más sensacional impacto al convertir al público en una colosal masa de figurantes que se mezclan con los personajes: la entrada de los reyes, el desfile de herejes camino de la hoguera, golpeados sin piedad por la policía y seguidos de cerca por los paparazzi...el sadismo y el horror convertidos en espectáculo televisivo.

Tras lanzar estos dos torpedos contra la línea de flotación de las convenciones operísticas, el montaje acumula aciertos y despropósitos en el dibujo de los personajes. Ver a un violento Felipe II que pierde la compostura y zarandea hasta tirar al suelo a todos los personajes con que se topa; a Éboli en la cama con el monarca, evitando ser descubierta por el Gran Inquisidor; a Posa en continuos apuros por una exagerada miopía .... son vueltas de tuerca en una radical lectura que carga las tintas en la violencia y, por ello, desactiva muchas claves emocionales de una música sublime.

La versión francesa es una joya, distinta a cualquiera de las versiones italianas más comunes. Verdi canta en francés y la música respira al ritmo de las palabras con exquisita precisión. Es dificil para los cantantes, que deben aprender de nuevo una obra ya asumida en italiano, y para el público, porque suena distinta, pero la recompensa en nuevos matices es alta.

Extraordinario trabajo en el foso de Maurizio Benini. Mantiene el pulso dramático y logra un notable rendimiento de la orquesta y la masa coral. La temperamental Éboli de la mezzosoprano Sonia Ganassi y el intenso Posa del barítono Carlos Álvarez, ambos aclamados por el público, fueron lo mejor de un sólido reparto en el que destaca la labor del bajo Giacomo Prestia -Felipe II de relieve y fuerza dramática-, y la soprano Adrianne Pieczonka, Isabel de gran belleza lírica, aunque le falta peso vocal en las escenas más dramáticas. Cumplió, sin entusiasmar, el bajo Eric Halfvarson (Gran Inquisidor), y gustó mucho su colega Dan Paul Dumitresku, monje de rotundos medios. A pesar de su canto tosco y desangelado, el tenor Franco Farina no merecía el despiadado abucheo que recibió al salir a saludar. Más abucheos recibió Konwitschny, que parecía el tipo más feliz del mundo.

Escena del auto de fe de <i>Don Carlos</i> en la que los herejes son apaleados entre el público del Liceo.
Escena del auto de fe de Don Carlos en la que los herejes son apaleados entre el público del Liceo.ANTONI BOFILL
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