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Más rápida y más agresiva

La Stop Online Piracy Act (SOPA, en sus siglas inglesas) presenta algún parecido respecto a la ley Sinde española. De hecho en los mentideros de la Red es frecuente ver definida la SOPA como "la ley Sinde de Estados Unidos". Pero en realidad la SOPA es más agresiva.

Los objetivos son los mismos: frenar la descarga sin autorización de contenidos protegidos por derechos de autor. Dos son las principales diferencias entre ambas normas. A quién afecta y los plazos. La ley Sinde se refiere a las webs como "servicios de la sociedad de la información" y a las operadoras y empresas empresas que dotan de infraestructura a las webs como "proveedores de servicios de la sociedad de la información". No entra en más detalles.

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La SOPA especifica quiénes van a verse afectados: proveedores, motores de búsqueda (como Google), redes de sistemas de pago (como Paypal), y agencias de publicidad online que, previa notificación judicial solicitada por el Fiscal General, deberán llevar a cabo "ciertas medidas preventivas", como suspender sus servicios a las páginas proscritas o bloquear su acceso desde Estados Unidos si se hallan fuera del país.

La ley Sinde establece plazos que -sobre el papel- rondan el mes para bloquear una web. La SOPA afirma que esas medidas deben adoptarse "tan rápidamente como sea posible y, en cualquier caso en los cinco días siguientes de haber recibido una copia de la orden judicial". Además la SOPA llega a establecer la creación de una suerte de cuerpo diplomático de "agregados de propiedad intelectual", destinados a las embajadas de EE UU para escrutar sobre el terreno posibles infracciones de los derechos de autor.

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