_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un reconocimiento a la cultura latina

La investidura de Bebo y Chucho Valdés como doctores honoris causa por el Berklee College of Music es un hecho que merece una especial atención ya que encierra, además de la evidente alegría por el reconocimiento del trabajo artístico de dos músicos mayúsculos, una serie de claves relevantes. En primer lugar, insisto, el reconocimiento por parte de Berklee, de la labor artística de Bebo y Chucho es, en sí mismo, un enorme motivo de orgullo. Sus nombres figuran ahora en ese exclusivo grupo de doctores honoris causa entre los que se encuentran, entre otros, Sting, David Bowie, Herbie Hancock, Chick Corea, Pat Metheny, Aretha Franklyn o Paco de Lucía, distinguido el año pasado.

En el caso que nos ocupa, el reconocimiento a los Valdés implica, de manera muy directa, valorar en su justa medida, expresiones musicales, en concreto el jazz latino, que han estado en los márgenes, en la periferia, al menos, desde ciertas perspectivas. Y es una decisión que no viene desde el mercado o desde las estrategias de marketing de importantes empresas transnacionales, sino que se produce dentro del entorno académico que, con este nombramiento, abre sus puertas a los ritmos latinos, a ese espacio de excelencia que es Berklee.

Desde la SGAE, entidad de la que Bebo y Chucho son miembros, hemos querido ser muy activos en este proceso, ya que creemos que la distinción que ahora se les otorga se extiende al resto de la comunidad artística latina. Hitos como este promueven de manera clara la internacionalización de expresiones culturales asociadas a una geografía concreta, facilitando así una mayor presencia de expresiones como el jazz latino en la esfera universal, obteniendo un claro retorno, tanto en términos económicos, como simbólicos.

Desde España, puente natural entre Europa y América, debemos estar muy atentos a estos hechos, ya que suponen una oportunidad fantástica para, desde la diversidad, mostrar al mundo (al norte, a Europa, a Estados Unidos, a Asia), la fértil exuberancia creativa del entorno latino, creatividad esta que, a poco que nos lo propongamos, puede ser una de las grandes protagonistas de la música del siglo XXI.

Eduardo Bautista es presidente ejecutivo de la SGAE.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_