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Reportaje:

El retorno de Calvino

Holanda apela a la moralidad y el trabajo duro para combatir la crisis en el 500º aniversario del teólogo

Isabel Ferrer

¿Se siente usted responsable de sus actos y considera una obligación moral aplicar la libertad individual al bien común? ¿Cree que todos deberíamos participar del bienestar social, en lugar de que unos cuantos se enriquezcan a costa de muchos? Entonces es usted un poco calvinista. O cuando menos, comparte los valores más llamativos de la doctrina propugnada por Jean Cauvin (Noyon, Picardía, 1509-1564), el teólogo francés de la Reforma cristiana, más conocido como Calvino.

Tradicionalmente asociado con Holanda, a pesar de que nunca la visitó, la crisis económica le ha devuelto a la vida pública nacional en el 500º aniversario del nacimiento. Una reaparición apadrinada por el primer ministro democristiano, Jan Peter Balkenende. Calvinista, como también lo son su ministro de Finanzas, el socialdemócrata Wouter Bos, y el ministro de Familia y Juventud, André Rouvoet -el triunvirato que gobierna hoy en coalición-, el mandatario ha apelado a la austeridad para recuperarse del descalabro financiero mundial.

"Esta crisis es también de carácter moral y ha sido creada por la avaricia, la preocupación por el dinero y el egoísmo", dijo Balkenende durante la ceremonia nacional dedicada a conmemorar el aniversario de Calvino. Al presentarlo como un "reformador social, y no sólo religioso", el político le atribuyó "las cualidades que me han inspirado y sostenido en tiempos difíciles: pensamiento a largo plazo, ahorrar para futuras generaciones, sobriedad y ética profesional". Todo un decálogo, que, traducido al lenguaje de los tópicos, podría aplicarse a la sociedad holandesa en su conjunto. Pero, ¿qué se entiende en realidad por calvinismo? Y sobre todo, hasta qué punto puede llamarse calvinista un país donde un 40% de la población se declara no religioso, frente a un 28% que se considera católico, un 19% protestante y un 5% musulmán.

Jan de Bruijn, catedrático de Historia Política, ha intentado aclararlo desde el rotativo de inspiración cristiana Trouw. En su opinión, el calvinismo se asocia cada vez menos con una corriente religiosa. "De su otra vertiente esencial, la que sostuvo la lucha durante la Guerra de los 80 Años contra España y condujo a la independencia del Estado holandés, el gran público sabe poco". Sí hay "unos valores de ahínco, sencillez y sobriedad a los que se adjudican unas bondades que rozan a veces la caricatura", añade. Como ejemplo, recuerda el grito del antiguo primer ministro, Wim Kok, al definirse como "socialdemócrata y calvinista" cuando hablaba de contención presupuestaria.

Sin embargo, a pesar de que Calvino asentó su doctrina en Ginebra, y de que los holandeses ignoran en su mayoría que su rigidez teológica le llevó a quemar en la hoguera al intelectual español Miguel Servet, no todo es severidad. En el año de Calvino también hay exposiciones, concursos fotográficos y recuerdos clásicos.

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