_
_
_
_
_
Entrevista:LUCA RONCONI | Director teatral

"La situación en Italia, más que un drama, parece una farsa"

Luca Ronconi (Süsa, Túnez, 1933) es un mito vivo del teatro. La frase quizá signifique poco para él porque, según afirma, "la verdad no existe". Aunque a la vez puede significar cosas, porque "el teatro explica la realidad mejor que la realidad". Ronconi lleva una vida entera actuando, dirigiendo, investigando y enseñando a otros actores.

Ahora tiene 75 años, ha cumplido 10 al frente del Piccolo Teatro de Milán y sigue en sus trece, inventando, buscando, montando, no tanto funciones como experimentos en los que reflexiona sobre el hecho teatral, la representación, la realidad y la hipocresía, "ese concepto tan clerical, italiano y actual". Desde el próximo sábado y hasta el día 7, el Festival Grec recibe en el Teatro Nacional de Catalunya el penúltimo montaje de Ronconi, El sueño de una noche de verano. Se estrenó en octubre con actores de su escuela y notable éxito.

Fue director de la Bienal de Venecia desde 1977 a 1999, y en medio pasó por el Teatro Stabile de Turín y por el Teatro de Roma, hasta que en 1999 llegó al Piccolo, que habían fundado tras la guerra Paolo Grassi y Giorgio Strehler. Hoy, sigue pensando que lo mejor está por llegar. "Intento olvidar enseguida el último espectáculo, no sé lo que es la nostalgia", dice con su hablar pausado.

Desde Gubbio, el maravilloso pueblo de Umbría en el que vive, responde por teléfono a algunas cuestiones sobre el teatro, los sueños, la realidad y la irreal Italia de Berlusconi.

Pregunta. ¿Qué le empujó a hacer El sueño...?

Respuesta. Sobre todo me gusta su carácter onírico. Los actores juegan a hacer teatro y a enamorarse a la vez. Es teatro dentro del teatro: el sueño como representación de la realidad. Esa idea atraviesa la obra. El tratamiento de la historia de los enamorados, por ejemplo, propone una representación del amor, no el amor en sí mismo. Más que sentir amor, lo aparentan, lo fingen. Los verdaderos protagonistas son el teatro y la literatura.

P. ¿Qué le fascina tanto del juego ficción-realidad?

R. El juego no se agota nunca. Quizá siento dificultad de imaginar que la representación sea real, y bastante escepticismo respecto al hecho de que la verdad sea la verdad.

P. ¿La teatral o la otra?

R. La otra. El hecho teatral es importantísimo para explicar la realidad.

P. El concepto de la apariencia parece cada vez más decisivo en Italia. ¿Ha cambiado a lo largo del tiempo?

R. Es una clave de nuestra sociedad. No creo que haya cambiado, sino que se ha extendido, se ha hecho más vasto. Quizá por eso siento desconfianza hacia el teatro naturalista o realista. Tiendo a pensar que la representación y la verdad no coinciden, y la realidad me parece...

P. ¿Irreal?

R. La realidad se llama así porque en teoría define lo real, pero se suele adaptar mal a lo que quisiéramos que fuera real. La realidad es muy ambigua y no siempre sucede lo que debería...

P. ¿Se refiere a la manipulación?

R. Ése es otro concepto que está en la comedia. El soberano injusto debe dormir, soñar, para olvidar que ha dictado una ley injusta, machista, que obliga a una joven a vivir con su padre. No solo es una comedia fantasiosa, o fabulosa, es también seria. Y el aspecto erótico es bastante violento.

P. Nos acercamos cada vez más a la realidad...

R. Gracias a Dios, no hay necesidad de explicarla. Fuera de Italia todo el mundo sabe lo que está pasando aquí.

P. Pero en Italia muchos no lo saben, o fingen no saber.

R. Muchos lo saben y muchos no fingen no saber. A esos no les resulta agradable ver la imagen que proyectamos. Aunque sabemos que en todos los países hay una parte lúcida y otra obtusa.

P. ¿Qué le parece a usted la situación?

R. Lo más penoso es la sensación de ridículo. La situación, más que un drama, parece una farsa.

P. ¿Alguien escribirá esa función?

R. El cine ya lo hizo. Pasolini explicó lo que está pasando ahora en la sociedad y el poder. Y la comedia a la italiana de los años sesenta también describió con exactitud lo que vivimos. Lo hizo de forma ligera, pero ahora es muy serio. Alberto Sordi es el actor alegórico. Ayuda a entender los defectos del italiano medio y nos explica que la simpatía puede ser muy peligrosa.

P. El país fue una potencia creativa de primer orden. ¿Lo sigue siendo?

R. Todo se ha empobrecido. No sólo Italia. No se ve una gran efervescencia en ninguna parte. En Italia lo más impresionante es el conformismo. Nos contentamos con muy poco. Y la presencia cada vez mayor de la Iglesia. No hay partido que no la tenga en cuenta. Para muchos italianos, la única institución duradera es la Iglesia.

P. Fuera de Italia se critica mucho a Berlusconi. Dentro, menos. ¿Falta autocrítica?

R. Los porcentajes de voto son los que son. Y es difícil hablar de Italia como una nación. No sé si lo es. Entre Umbría, donde vivo, y Lombardía, donde trabajo, hay tantas diferencias que resulta difícil verlas como una unidad geográfica nacional.

P. Pasolini anunció que la televisión aniquilaría la cultura.

R. Para el teatro era más peligrosa cuando se emitía teatro. Ahora sólo hacen variedades. Creo que ha perjudicado más a los periódicos, el teatro siempre ha sido minoritario y tenía poco que perder. Más peligroso es que la gente en vez de leer los periódicos se informe viendo media hora de telediario, que da el mismo rango al terremoto de L'Aquila que a la boda de Tom Cruise."En Italia lo más impresionante es el conformismo y la Iglesia" "Pasolini ya explicó lo que está pasando ahora en la sociedad y el poder"

Luca Ronconi, durante un ensayo en el teatro de la Maestranza de Sevilla en 2007.
Luca Ronconi, durante un ensayo en el teatro de la Maestranza de Sevilla en 2007.PÉREZ CABO
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_