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CINE / 'RADIO SPEED'

El sueño de una noche de verano radiofónica

Las últimas películas de Bellmunt, desde la exitosa pero trivial La quinta del porro, eran testimonio de una situación de crisis: Pà d'angel pretendía enfrentar la nueva generación con la mitología del último antifranquismo, pero el resultado era una retahíla de posibilidades que se desaprovechaban; Un parell dous quería recuperar el populismo y el tono de comedia desenfadada de anteriores éxitos, pero limitaciones narrativas, y un guión en el que el humor se confundía con los chistes de café, impedían que la película estuviera a la altura de aquella L'orgia que supuso un pequeño hito para el cine español y la comedia.Radio Speed (La ràdio folla), a pesar de su desafortunado título, digno competidor en grosería pitarresca de Un parell d'ous, sí significa una inflexión muy interesante en esa carrera del cineasta que caracterizábamos como estancada o en regresión.

Radio Speed (La rádio folla)

Director: Francesc Bellmunt.Intérpretes: Sergi Mateu, Silvia Sabaté, Pep Munné, Carme Conesa, Cristian Dios, Xus Estruch, Carles Canut, Susana Sentís, Josep Maria Cañete, Pere Ponce y Rosa María Sardá. Guión: Francesc Belimunt, Carles Benpar, Quim Casas y Santiago Lapeira. Fotografía: Hans Burman. Música: Joan E. Garde. Decoración: Jordi Artigau. Montaje: Teresa Alcocer. Española, 1985. Estreno en Minicine 1 y Rex. (lunes). Madrid.

Sorpresa

Si la película produce una cierta sorpresa y desorientación porque mezcla tonos y géneros, los personajes de la ficción viven una experiencia similar. En un principio, la voz del locutor es un elemento que juega a favor del orden. Sus invenciones tienen como destinatarios, a hombres y mujeres que sueñan con aventuras y amores tropicales, pero se conforman con la triste cotidianidad. Luego, a raíz de la transfusión, el guión de radio desaparece, el cordón umbilical de la ficción se rompe y el locutor agrede a su público: coquetear sin verse, expresarse gracias a la impunidad que proporciona el no tener imagen, deja de ser aceptado por ese interlocutor psicoanalista-sacerdote que a todos proponía paraísos artificiales.Aprovechando su poder, el estar en el centro de una tela de araña de voces, el locutor decide romper con las apariencias. Y si los poemas de la lesbiana suicida -excelente Rosa María Sardá- son enviados a la basura, los coqueteos de la conejita se toman al pie de la letra o el juego mentiroso de la jovencísima canguro acaba por llevarla a vivir en la realidad lo que la ordenan desde la radio, también el propio locutor ha de abandonar sus voces melifluas para transformarse en Quasimodo, King Kong o en Oberán seduciendo a Titania. Porque El sueño de una noche de verano está también en la base de esta La rádio folla.

El trabajo de Bellmunt tiene el mérito de ser una apuesta ambiciosa. El filme es algo confuso, que el director no llega a dominar todos los elementos que pone en juego pero eso no destruye la magia maligna que destila la película, pero no tiene una notable potencia provocativa. Sergi Mateu es el verdadero soporte de la película, en un papel muy difícil.

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