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ENTREVISTA

"La tecnología ofrece la aportación más definitiva para la difusión de la ópera"

Joan Matabosch, presidente de Ópera Europa, habla del estado de salud de la ópera en el siglo XXI ante la celebración del Foro Europeo de la Ópera

¿A la ópera le sienta bien el siglo XXI? "Pese a los 400 años de antigüedad del género, todas las señales que tenemos indican que sí, que a la ópera le sienta estupendamente el siglo XXI". Lo dice Joan Matabosch, director artístico del Teatro del Liceo de Barcelona y presidente, desde el pasado septiembre, de Ópera Europa, la asociación transnacional que reúne a los teatros líricos y festivales de ópera más importantes del continente. Desde el viernes y hasta el domingo medio millar de expertos se reunirán al coliseo lírico barcelonés para debatir y analizar cuáles son los retos a los que se enfrenta el mundo de la lírica en el siglo XXI y el estado en que se encuentra la creatividad. Es el segundo Foro Europeo de la Ópera, una reunión bienal instaurada el 2007 por Ópera Europa, cuando la asociación decidió convocar, en París, a los expertos en un gran foro coincidiendo en el 400º aniversario del género. A esta segunda reunión en Barcelona ya se hay inscrito 475 participantes que representan a 92 teatros de 29 países.

Pregunta. Directores de teatros, compositores de renombre internacional, directores de escena innovadores, como La Fura dels Baus o Calixto Bieito, periodistas especializados, responsables de mercadotecnia... y, como guinda del pastel, uno de los grande agitadores del mundo de la ópera del último cuarto de siglo, Gérad Mortier. Cómo se lo hizo para convertir este fin de semana el Liceo en el epicentro operístico del mundo?

Respuesta. No lo decidí yo. No es el presidente de Ópera Europa quien escoge las ciudades que serán sedes de este tipo de encuentros. Además, Barcelona y el Liceo fueron escogidas sedes del segundo Foro Europa de Ópera mucho antes de que fuera elegido. Londres ya ha sido seleccionada ha sido seleccionada sede para 2011.

P. Usted es presidente de Ópera Europa, el Liceo, sede del Foro Europeo de la Ópera. Para ser España un país que no ha jugado ningún papel relevante en la historia de la ópera, no está nada mal.

R. Es que las cosas han cambiado mucho. Desde la transición democrática han acaecido muchos cambios. Y ya es hora que empecemos Tendríamos que empecemos a creernos que España tiene un peso importante en el mundo de la ópera. Existen muchas más compañías que hace 30 años, nuevos teatros, una actividad normalizadas y una gran cantidad de público que tiene interés por género.

P. ¿Y pese a ello no nos lo hemos creído?

R. España es un país que parece encantado a tirarse piedras en su propio tejado. El Teatro Real de Madrid, el Palau de les Artes de Valencia y el Liceo de Barcelona son coliseos líricos que están en el circuito internacional por los repartos de sus montajes y por sus coproducciones. Y el modelo de teatros, en especial el del Liceo, ha sido muy analizado en el extranjero. Es un modelo que ha intentado hacer compatibles modelos antagónicos, como son el teatro de repertorio centroeuropeo y el de temporada del sur de Europa, con la base de una estructura de personal relativamente ligera y con un una oferta muy grande. Y todo ello con un porcentaje de subvención pública, del 50-52% de su presupuesto, muy razonable con respecto a la que tienen normalmente los coliseos líricos. Es un caso único en Europa. Y ha sido objeto de interés y admiración en todo el mundo. Ello tendría que hacernos pensar que deberíamos tomarnos más en serio. Como lo hacen fuera, la prueba de ello es que a mi me han elegido presidente de Ópera Europa y si ha sido así es porque han valorado todo lo que ha sucedido en el Liceo en los últimos 10 años.

P. El lema escogido por el Foro Europeo de Ópera es Creatividad e innovación. ¿De qué manera se aplica a los debates?

R. Se ha focalizado en tres aspectos: la creación de nuevas obras, las nuevas tecnologías aplicadas a las puestas en escena y la tecnología aplicada a la difusión del género. La creación de óperas y de espectáculos es el objetivo último de un teatro. La tecnología es un instrumento de la creación artística, otra cosa es la difusión, que es el aspecto en lo que la tecnología puede ofrecer una aportación más definitiva en un futuro inmediato.

P. ¿De qué manera?

R. Instituciones como los teatros de ópera, que cuentan con presupuestos grandes, buena parte de los cuales proceden de subvenciones públicas, parte de su responsabilidad es que el producto artístico que en ellos se hace llegue al mayor número posible de espectadores. Aumentar la oferta ante un incremento de la demanda significa automáticamente una mayor inyección de dinero. Es por ello que era fácil que se optase por soluciones imaginativas y que los coliseos líricos se hayan acogido a la posibilidad de difundir sus espectáculos a través de las nuevas tecnologías, Internet y en salas de cine en transmisiones en alta definición, como a un clavo ardiendo. Esta es una manera de acceder a un mayor número de espectadores y hacerlo sin que el invento se hunda. Y las temporadas de ópera en cine tienen un gran futuro, en especial las que ofrecen espectáculos en vivo, porque son los que siguen manteniendo la magia del directo que se haya en el teatro.

P. ¿Es la ópera en cine una nueva forma para captar público nuevo y favorecer el relevo generacional?

R. En ópera, el relevo generacional parece garantizado con la tarea, cada día más importante, de los departamentos educativos de los teatros. Los estudios realizados evidencian que es fácil atraer a los niños en edad escolar a los espectáculos de ópera pensados para ellos. Sin embargo, cuando llegan a la adolescencia pierden todo el interés. Pero después, cuando son adultos, vuelven. Siembras, desaparecen y vuelven. Es por ello que parece que la ópera tiene vida para tiempo.

P. En los últimos años ha aumentado el número de estrenos de nuevas óperas. ¿Qué ha provocado este incremento durante la segunda mitad del siglo X ya casi se había perdido la costumbre de estrenar y los teatros vivían sólo del repertorio?

R. Lo que sucede es que hay una nueva generación de compositores que ya no milita en las vanguardias musicales y que son capaces de escribir obras pensadas para el teatro. La ópera es un género complejo, que a la vez es musical y teatral, y aunque la música es fundamental, en la actualidad los aspectos teatrales han acabado teniendo un gran peso. Cuando un compositor es capaz de escribir una ópera teniendo en cuenta que la obra no es sólo musical sino que también tiene una dimensión teatral, ésta se dota automáticamente de una fuerza inusitada, y esto era algo que se había perdido.

P. En el foro se tratará también cómo se aplican las nuevas tecnologías a las puestas en escena. ¿Ha llegado ya el momento en que una escenografía cabe en un maletín?

R. No, en absoluto. En este tema existe una gran confusión. Cuando un director de escena propone un espectáculo en el que no hay nada, los teatros de ópera empiezan a temblar, porque el coste final será enorme. Cuatro horas teniendo al público fascinado ante nada significa una multitud de focos para la iluminación, proyecciones sofisticadas y efectos especiales de gran complejidad. Este debate sobre las nuevas tecnologías aplicadas a la escena es importantísimo para que sepamos de una vez de qué estamos hablando, cómo se abordar y cómo los teatros podemos colaborar para hacer que los costes sean asumibles para todos.

Joan Matabosch, a su despacho del Liceo
Joan Matabosch, a su despacho del LiceoGIANLUCA BATISTA
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