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Dos veces 'viegésimos'

Les Luthiers cumplen 40 años con la promesa de traer a España 'Los Premios Mastropiero' en 2009

"Querer hacer música y humor, humor y música, a toda costa y mantener vivo ese género. Honrar a Johan Sebastian Mastropiero por sobre todos los demás compositores. Creer en OMNIS (Objetos Musicales No Identificados). Suponer que cualquier objeto puede estar disponible para convertirlo en un instrumento. Tener probados gustos por la buena música, contar con experiencia y con formación coral y musical. Demostrar fascinación por la cultura y el arte, ser gente inteligente y con muchas ganas de divertirse. Gozar con hacer bien el trabajo en el escenario escribiendo y tratar siempre de mejorar lo anterior. Tener claro que lo principal es agotar las localidades antes que a los espectadores". Ese es el Estatuto Luthiers que traza los 40 años de trayectoria de este quinteto argentino. Que antes fue septeto y luego cuarteto. Que entremedias llegó a contar con diez integrantes y luego los rebajó a seis. Que después de algunas incorporaciones y despedidas, se quedó en cinco. Que sumó un miembro más y que, muerto Gerardo Masa (1973), su fundador, lo restó. I Musicisti, por su denominación más temprana, o Les Luthiers, como se llamaron después. Un director de orquesta y cuatro músicos amateurs. Publicista uno, notario el otro, químico el tercero y escribano el que falta, además del director de orquesta. Argentinos todos. Uno, Marcos Mundstock; el otro Jorge Maronna; Carlos Núñez Cortés, el tercero y Daniel Rabinovich, por último; además de Carlos López Puccio. Un quinteto consagrado al oficio de hacer reír que hoy cumple 40 años. Viegesísimos.

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"Cuarenta años es como dos veces nada"

Reinventados

Cuatro décadas de humor en camaradería. Como socios veteranos que regentan un sanatorio musical del que han salido, directos de fábrica, cerca de 40 instrumentos informales que el grupo emplea en sus representaciones. Remozados a partir de modelos clásicos o ingeniados directamente por estos artesanos del humor. Son algo así como un taller de músicos. El sector más desternillante de una orquesta de cámara, comandado por la batuta del maestro Johan Sebastian Matropiero. Un personaje ingeniado hace cuarenta años, mentor del grupo y al que se honra en todos sus espectáculos.

Todo empezó en 1967. En medio de dictaduras y vaivenes gubernamentales. Eran un grupo de estudiantes, multidisciplinares e innovadores por su forma de entender la actividad coral universitaria. La reinventaron sazonándola con insólitas letras tomadas de prospectos farmacéuticos, procedentes de recetarios médicos o apuntes de cocina. Fabricaron nuevos instrumentos -38 hasta hoy- y se atribuyeron un maestro: Johan Sebastian Mastropiero. Viegésimo, para no variar de rango y menos competir en canas, pues se cree que nació hacia el 1700, aunque no existe certidumbre sobre esa fecha.

Mastropiero es el compositor que mayores polémicas ha suscitado entre los musicólogos. Todos coinciden en que nació un 7 de febrero, pero no hay acuerdo sobre el año de ese feliz acontecimiento. Cuanto menos, sobre el siglo. Del mismo modo, diversos países se disputan su nacimiento, sin que ninguno haya transigido a nacionalizarlo. Eso sí: se sabe que amó a multitud de mujeres, aunque sólo con la condesa de Shortshot tuvo hijos (varios y en número indeterminado) y que es autor de una vasta producción musical. En su mayoría, perdida. Compuso la célebre Cantata Laxatón que fue muy elogiada por la crítica, aunque también recibió acusaciones de plagio por similitudes con la La Pasión según San Mateo de Bach.

Humor purgativo

Meros parecidos o puras coincidencias, pues la popularidad de Les Luthiers llegó al abrigo de esa sublime y denostada composición. Paradojas de lo clásico. La Cantata Laxatón, cuya letra representa el prospecto de un conocido laxante de la época, recibió una inesperada aceptación de la comunidad coral argentina. Éxito que forzó, y lo hace todavía hoy, la reposición casi ininterrumpida de la pieza. Buenos Aires, entonces, se rindió de pleno, Argentina les otorgó igual estatus que a sus endiosados Evita y Maradona y Europa y Estados Unidos les cedieron escenarios donde representar y unas cuantas buenas notas en la prensa.

Loas que ganaron con la veteranía. Sus viegésimos cuarenta años, que les dieron un plus. O muchos. El último de manos de la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, en agosto, cuando les entregó en mano la Encomienda de Número de la Orden de Isabel la Católica. La máxima condecoración española concedida a una personalidad extranjera. En este caso, a cinco "maestros del disimulo", como los calificó la vicepresidenta en el acto del pasado 8 de agosto en Buenos Aires.

Maestros avejentados que en su cumpleaños número 20 ya se veían "viegésimos" y que veinte años más tarde se definen: "dos veces viegésimos".

Les Luthiers vuelven a España en octubre de 2007 con 'Las obras de ayer'. Del 10 al 18 de octubre en el Palacio de Congresos de Valencia.

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