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Análisis:Mundiales de atletismo en Berlín
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

41 zancadas para la leyenda

Usain Bolt sigue asombrándonos. Como en Pekín, completó los 100 metros en 41 pasos, pero lo hizo empleando 11 centésimas menos. En la reunión de Nueva York, de mayo de 2008 (con récord de 9,72s), lo hizo en 41,5. Sus rivales, más bajos, no tuvieron más remedio que dar más pasos: Tyson Gay 45,2 y Asafa Powell 44,5. Los tres han aumentado el número de pasos respecto a las semifinales al aumentar la velocidad de carrera en la final.

Bolt corrió tan concentrado y rápido que perdió las pegatinas del pantalón con el número de calle. En el cuarto paso se arrancó el del lado derecho y en el paso 28 el del lado izquierdo. Su paso 23 coincidió con la línea de los 50 metros y su paso 41 con la línea de meta. Los segundos 50 metros desarrolló una amplitud media de 2,77m en cada paso. Es brutal: probablemente haya dado algún paso de 2,80m

En los libros de apuntes de Leonardo Da Vinci, el hombre de Vitrubio muestra proporciones. La distancia de los miembros superiores separados del cuerpo guarda relación con la estatura y con la longitud de los miembros inferiores. Un poco más allá, sabemos que la estatura y la longitud en los pasos están relacionadas. Se decía, no hace mucho, que los mejores velocistas podían llegar a dar pasos, en la carrera ya lanzada, de hasta 1,265 veces su estatura. Curiosamente en el caso de Bolt este valor se ajusta al promedio, de la longitud de su paso, en todo el hectómetro (2,48 metros). Pero se queda muy corto para predecir sus pasos más largos, que llegan a superar los 2,70 metros.

Cuando se comparan dimensiones, la biología está llena de ejemplos en los que lo relativamente pequeño supone una ventaja frente a lo grande. Como el caso de la hormiga que llega a levantar cargas superiores a 50 veces su peso. Lo grande, a su vez, necesita de unas proporciones y estructura diferentes: las patas del elefante no pueden guardar la misma relación con su cuerpo que las del ratón. Por ello, ciertos diseños no son viables en organismos grandes. Pero lo que afecta a la comparativa de ratones y elefantes no lo hace a la de Gay frente a Bolt. Estos velocistas, a pesar de su diferente tamaño, no son proporcionalmente diferentes. Ambos tienen una misma relación entre peso y estatura, que llamamos índice de masa corporal, algo superior a 22 kg/m2. Y Gay, aunque de forma menos marcada que Bolt, también da pasos más largos de lo que decían los libros sobre los mejores velocistas. El promedio de sus pasos fue de 1,21 veces su estatura. Por ello a Tyson Gay no le quedó otra que aventajar a Bolt en algo y ese algo es ir a mayor número de revoluciones (frecuencia de pasos). Para completar los 100 metros en 9,71s, Gay dio un promedio de 4,73 pasos cada segundo, frente a los 4,35 de Bolt. Y con esa frecuencia fue capaz de correr a una media de 37,58 kilómetros por hora, una velocidad que ascendería a los 38,16 kilómetros por hora, lo nunca visto, si descontáramos las 146 milésimas de segundo que tardó en reaccionar al disparo de salida.

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