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Entrevista:EL RETROVISOR

"Ablanedo era increíble"

El ex portero italiano Zenga tiene el récord de imbatibilidad en un Mundial, 517 minutos en Italia 90, pero los 'azzurri' fueron terceros

José Marcos

De vacaciones en los Emiratos Árabes, en Dubai, el italiano Walter Zenga (Milán, 46 años) guarda un recuerdo amargo del Mundial que acarició Italia en 1990. No recibió un solo gol frente Austria, Estados Unidos, la antigua Checoslovaquia, Uruguay e Irlanda hasta que Caniggia, en las semifinales contra Argentina, saltó el cerrojo en el minuto 67.

Pregunta. Dan para mucho 517 minutos.

Respuesta. Es un récord del que estoy muy contento, pero que no permitió que ganáramos el Mundial. Por eso es un logro un poco triste. Aquel año Italia ganó seis partidos y empató sólo uno, pero acabamos los terceros.

P. ¿Porca miseria?

R. Sí, el choque contra Argentina, en Nápoles, fue increíble: tres, cuatro, cinco ocasiones de gol en el tiempo extra. Pero no conseguimos marcar.

"Ramón Díaz, Silvio Rudman... Todos los argentinos eran buenos chicos. Salvo Caniggia"
"El balón es tu enemigo, no Maradona o Van Basten. Cualquiera te puede meter un gol"

P. ¿Qué tal vio a Goycoechea, el portero de Argentina?

R. Jugó el mejor partido de su vida. El deporte y el fútbol en particular son así. Si uno juega bien, merece ganar. No fue así.

P. Tanto tiempo imbatido y en el empate de Caniggia, a pase de Olarticoechea, cantó un poquito...

R. No suelo acordarme de los goles. Recuerdo que el último que nos habían metido fue de Brasil en un partido amistoso en Bolonia en octubre del 89. Juraría que llevábamos once seguidos sin sufrir un gol. Por eso, Caniggia nos hizo mucho daño.

P. En el primer partido del Mundial, el 9 de junio, en Roma, contra Austria, Schillaci marcó en el minuto 78.

R. Fue el clásico debut: muy tenso, con muchos nervios... Sentíamos la presión de jugar en casa, ante nuestro público. Fue duro para nosotros. Pero todavía peor fue el segundo partido, ante Estados Unidos (1-0). Encima, fallamos un penalti. Menos mal que teníamos a Toto [Schillaci].

P. ¿Cuál fue el partido más complicado para usted?

R. Contra Irlanda (1-0) en los cuartos, sin duda. En aquella época era una selección muy buena, muy fuerte físicamente.

P. El Olímpico era su estadio talismán.

R. ¡Sí! En Roma jugamos partidos muy buenos y, además, nadie consiguió marcarnos un gol. Ni durante el Mundial ni tampoco en todos los demás amistosos que jugamos durante el curso anterior.

P. Ante Checoslovaquia (2-0), Italia, por fin, se descubrió a sí misma.

R. Empezó a comportarse como una máquina. Pero, en general, durante todo el Mundial, jugamos bien. No recuerdo ninguna selección durante una Copa del Mundo que, ganando seis partidos y empatando uno, quedase tercera. ¡No se ha visto nunca! ¡No puede ser! Es nuestro principal remordimiento. Aquel Mundial mereció ganarlo Italia. No lo ganamos por la mala suerte que tuvimos en un maldito único partido.

P. Al menos, le eligieron el mejor guardameta.

R. Sí, pero son satisfacciones personales que me contentan tan sólo a mí. Como entrenador, he ganado las Ligas de Serbia y Rumania y... ¿qué? Son cosas personales. Lo importante es el equipo. Si yo hago bien mi trabajo, pero el equipo no gana, ¿cómo voy a estar contento?

P. ¿Por qué lo llamaban Spiderman? ¿Por la araña Yashin?

R. A un portero siempre lo comparan con Spiderman por ser un personaje que tiene pinta de imbatible. He vestido la camiseta de Italia 58 veces y he recibido sólo 23 goles. En parte, porque jugaba con Bergomi, Ferri, Baresi, Maldini... Gente de altísimo nivel. Una de las defensas más fuertes que han existido nunca.

P. ¿Qué tal era la comunicación entre ustedes?

R. Muy sincronizada. Con tan grandes jugadores no hace falta hablar en la cancha. También influía que Bergomi y Ferri me defendían en el Inter. Además, jugábamos juntos desde la Eurocopa de 1988. Ahí también lo hicimos muy bien. Consentimos sólo un gol. Contra Alemania, de libre directo. Aquella Italia fue una selección muy buena, pero muy desafortunada.

P. ¿Tenía alguna manía antes de los partidos?

R. Los rituales están ligados a las victorias... El asiento en el autocar, la música, el hecho de atarse antes la zapatilla derecha que la izquierda...

P. ¿Qué pensaba cuando veía al colombiano Higuita regateando en el medio del campo?

R. Siempre he mirado a los demás para aprender y quedarme con lo mejor. De Higuita, también. Y del mexicano Campos, otro que salía mucho de su portería. ¡Y Ablanedo! No tuvo una carrera impresionante, pero sus partidos con la sub 21 fueron increíbles. Me gustaba mucho.

P. ¿Quién fue el delantero más peligroso al que se midió?

R. La pelota. Siempre. El balón es tu enemigo, no Maradona o Van Basten... Cualquiera te puede meter un gol.

P. Su último partido fue contra Irlanda, en Boston, en 1994.

R. Cierto. Además del récord de imbatibilidad, estoy contento de otra cosa... En los últimos cinco partidos que jugué con la selección, con Arrigo Sacchi, no me metieron ningún gol. Cerré mi carrera invicto.

P. ¿Qué arquero puede romper su récord?

R. Espero que ninguno, aunque los récords están hechos para ser batidos. Si es un italiano, mejor.

P. ¿Qué opina de los argentinos?

R. Me llevaba muy bien con Ramón Díaz, con el que gané el último scudetto del Inter, en 1989. Y en Pádova me crucé con otro chico argentino, Silvio Rudman.Todos eran buenos chicos. Salvo Caniggia.

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Sobre la firma

José Marcos
Redactor de Nacional desde 2015, especializado en PSOE y Gobierno. Previamente informó del Gobierno regional y casos de corrupción en Madrid, tras ocho años en Deportes. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Trabajó en Starmedia, Onda Imefe y el semanario La Clave.

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