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Reportaje:

Abrasador Ferrer

El español se clasifica para las semifinales del Abierto de Estados Unidos tras vencer al argentino Chela y confirma al tenis español como el mejor de la temporada

Sólo España resiste el empuje de Roger Federer. Cantan los borrachos en las gradas del Abierto de Estados Unidos; golpea el sol inclemente sobre las pistas; y avanza David Ferrer con un tenis abrasador, rápido de piernas y granítico de golpes: el español se clasificó ayer para las semifinales tras vencer al argentino Juan Ignacio Chela (6-2, 6-3 y 7-5). El nombre es nuevo. El éxito, no. España, la gran potencia del tenis sobre tierra batida, ya no tiene límites. Ningún otro país ha disfrutado de, al menos, dos cuartofinalistas en todos los Grand Slam disputados en 2007. Carlos Moyà también luchaba en la madrugada de ayer con Novak Djokovic por un puesto en semifinales. Y sólo Federer, el número uno mundial, ha llegado a esa ronda en todos los torneos grandes. El imperio, dice Javier Duarte, director técnico de la Federación, ya tiene colonias: "Somos la primera potencia mundial en tierra batida y hemos mejorado en todas las superficies, aunque todavía no sea lo mismo".

Los publicistas estadounidenses tienen un problema. Empeñados en convertir el negocio en un enfrentamiento particular entre Federer y Rafael Nadal, los ejecutivos comerciales del Abierto de Estados Unidos se encontraron con el número dos del mundo eliminado en octavos. Su ejecutor, Ferrer, un español. El cuarto que se clasifica para los cuartos de final de un Grand Slam en 2007: en el Abierto de Australia lo lograron Nadal y Robredo; en Roland Garros, el mallorquín, el catalán y Carlos Moyà; en Wimbledon, Ferrero y, de nuevo, Nadal; y en el Abierto de Estados Unidos, Moyà y Ferrer. El tópico de la armada hecho carne.

"Tenemos a los mejores jugadores del mundo con diferencia", resume Antonio Martínez Cascales, el hombre que llevó a Ferrero hasta el número uno mundial. "Francia tiene más jugadores entre los 100 mejores del mundo, pero los nuestros son mejores", continúa. "Están preparados para cualquier superficie. Ya no se debería pensar en ello ni como novedad. Ferrero aguantó jugando la Copa Davis a un campeón y un subcampeón de Wimbledon, sobre hierba y en Australia. También hemos ganado torneos indoor sobre pista rápida con Nadal en Madrid...los resultados lo certifican. Que Nadal haya llegado a dos finales de Wimbledon demuestra que, con un juego propio de tierra batida, con golpes liftados, se puede llegar a la final en cualquier lado".

Frente a los datos que colocan a España como gran potencia, la preocupación por el relevo generacional. ¿Quién viene tras Nadal?, se preguntan los especialistas, alertados porque ningún español haya irrumpido por primera vez este curso entre los 100 mejores del mundo en años. "Es un problema de ciclos, no de gente", responde Duarte. "Me preocuparía que en tres o cuatro años no entrara ningún joven, pero los tenemos muy prometedores. No hace falta que sean Borg, que con 18 años sean el número uno del mundo. Lo importante es que sean buenos con 20. Y para que eso no ocurra tendría que haber una debacle".

Ningún país ha optado este año a más títulos grandes que España. La situación ha convertido a Shangai en una posible colonia española. Allí juegan a finales de año los ocho mejores tenistas del mundo. Allí se disputan el título que reconoce al maestro de maestros. Y allí, con Nadal ya confirmado, todavía pueden viajar Robredo, Ferrer y Moyà. Cuatro tenistas de los ocho participantes. Cuatro españoles contra Federer.

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