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Reportaje:Gran Premio de Italia

"Ahora sé que Dios existe"

Héctor Barberá sale ileso de un espeluznante accidente en plena rectaa más de 200 km por hora

Oriol Puigdemont

El circuito de Mugello asistió ayer a la vuelta a la vida de Héctor Barberá, que sufrió uno de los accidentes más espeluznantes de los últimos años, en la penúltima vuelta, al enfilar la recta principal, a más de 200 km/h, y mientras se batía en duelo por la victoria en la carrera del dos y medio con Marco Simoncelli. Al salir de la última curva, el español rodaba segundo, pegado al italiano, confiado en adelantarle por músculo en la recta, como había hecho varias veces en los giros anteriores. Al enderezar las dos motos, aceleración máxima, Simoncelli, que circulaba pegado al exterior, se cruzó en una maniobra cuando menos arriesgada, con la mala fortuna de que atajó la maneta del freno delantero de la moto de Barberá, que iba a superarle. Al motorista valenciano se le clavó el freno delantero de su moto de tal forma que su cuerpo salió catapultado al aire, a unos dos metros de altura, antes de estrellarse contra el suelo, dar múltiples volteretas y golpearse en la cabeza contra el muro de protección. El accidente recordó al que sufrió Sete Gibernau en la carrera de MotoGP del Gran Premio de Catalunya de hace dos temporadas, cuando el catalán saltó por los aires porque Loris Capirossi le accionó el freno delantero de su Ducati cuando se le echó encima en la primera frenada.

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A diferencia de Gibernau, que se fracturó la clavícula, Barberá salió ileso, un milagro si uno atiende a los golpetazos que recibió. Aunque su equipo presentó una reclamación al departamento de Dirección de Carrera, el recurso fue desestimado. "No he tenido tiempo para nada", aseguró Barberá. "Simoncelli ha abierto la rodilla y no he podido reaccionar. Si le viera ahora le daría la enhorabuena por la victoria, pero las carreras no se ganan así. Él quiere ser como Valentino Rossi

[Simoncelli es uno de sus mejores amigos]. Sin embargo, Valentino no gana así. Hoy podría haberme matado, pero ahora sé que Dios existe", resumió Barberá, más cabreado que asustado. "Era la victoria más fácil de mi vida; sólo tenía que salir de la curva y acelerar porque mi moto era mucho más rápida que la suya", ahondó. "No pensaba que Héctor estuviera tan cerca", se justificó Simoncelli. "No quería que se me colocara detrás y se beneficiara del rebufo. Pero no lo he hecho a propósito", aseguró el italiano que consiguió su primera victoria en 250cc.

"Una maniobra demasiado arriesgada", consideró Jorge Lorenzo, ex compañero de equipo de Barberá por más que siempre se llevó a la greña con él. "No es normal realizar ese cambio de dirección, acelerando y con la moto tan inclinada", convino el mallorquín.

Marco Simoncelli mira a Héctor Barberá, caído en el suelo tras su choque con el piloto italiano.
Marco Simoncelli mira a Héctor Barberá, caído en el suelo tras su choque con el piloto italiano.AFP

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