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El Arsenal se queda sin motor

El conjunto inglés vende en 10 días a Fàbregas y Nasri, los mediocentros que movían el equipo

El Arsenal ha optado por vender, pero no a cualquier jugador, sino a sus titulares. A principio de verano traspasaron a su lateral izquierdo, el francés Gael Clichy (8 millones de euros), que escuchó los cantos de sirena del Manchester City y no lo dudó. Y, en menos de 10 días, han vendido a sus los dos jugadores que más trascendencia tenían en el juego del equipo gunner. Primero llegó el caso de Cesc Fàbregas (34 millones). El español aguantó pacientemente todo el verano e incluso se entrenó solo para forzar su salida con destino a Barcelona. Y ahora le ha llegado el turno de Samir Nasri, jugador francés que llevaba tres temporadas vistiendo la elástica del conjunto londinense, pero que ahora defenderá el azul celeste citizen a cambio de 30 millones de euros, según la prensa local. De esta forma, el conjunto que dirige Arsène Wenger se ha quedado cojo, sin motor, sin las señas de identidad de su equipo. Tan solo se adivina al joven Jack Wilshere al mando. A cambio, ha hecho caja. En total ha recaudado unos 78 millones de euros en traspasos (los mencionados, más Eboué y Emmanuel-Thomas).

Por ello, el pasado domingo los aficionados del Arsenal que acudieron al Emirates, cuando vieron que su equipo (sin Fàbregas, pero con Nasri, que disputó los 90 minutos) desplegaba un juego lento, espeso y perdía 0-2 ante el Liverpool (ya empataron a cero con el Newcastle en la primera jornada), decidieron protestar y marcharse a casa antes de finalizar el partido. Una declaración de intenciones en la respetuosa Liga inglesa, en la que los hinchas rara vez vuelven la espalda a su club. A la marcha de su capitán y ahora la de Nasri, se añade además el hecho de que el Arsenal no ha invertido una gran cantidad en fichajes este año: 12 millones en el marfileño Gervinho, procedente del Lille, y 14 por el joven jugador inglés Oxlade-Chamberlain. Una planificación deportiva que no termina de encajar con el sello impuesto por Wenger en los últimos años, caracterizado por la presencia de jugadores que miman la pelota y aportan un gran dinamismo al equipo, especialmente en su centro del campo.

Las ventas tienen, además, otro aspecto negativo: alimentar a otros equipos, rivales directos durante las últimas temporadas del conjunto londinense. El Barcelona, que se le ha resistido en varias ocasiones en los últimos años, ya parece presa imposible para este Arsenal. El otro caso es el Manchester City, rival directo, ya no solo por el título de Liga, sino por las plazas que dan acceso a las competiciones europeas. El propio City se ha convertido, a golpe de talonario, en uno de los equipos más fuertes de la Premier. Si por algún lado hacía aguas, era en la creación, por lo que con la llegada de Nasri ganan peso creativo y añaden calidad a un frente de ataque temible para toda Europa. Y todo, a costa del Arsenal.

Samir Nasri en su último partido con el Arsenal el pasado domingo.
Samir Nasri en su último partido con el Arsenal el pasado domingo.MICHAEL REGAN (GETTY IMAGES)

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