Artemiev, el ruso moderno

Rusia ha debutado con una derrota antes Estados Unidos (6-13) en un Mundial de rugby, después de que la URSS declinara por cuestiones políticas la invitación de la edición de 1987. Ese año nació Vasili Artemiev, que para muchos es el máximo exponente del rugby de su país y que en mayo se convirtió en el primer ruso en firmar un contrato con un equipo puntero de la Primera División inglesa, los Northampton Saints.

Artemiev nació y creció en el suburbio moscovita de Zelenograd. A la vez que se desarrollaba la modernización tecnológica de su país, el joven Vasili, hijo de un banquero, se fue con 15 años a estudiar a Irlanda y solo le puso una condición a su padre: que pudiera jugar al rugby. "No sabía cómo de grande era el rugby en el país", afirma. La elección del colegio no pudo ser mejor ya que aterrizó en el Blackrock College, donde se formó Brian O'Driscoll y donde compartió pupitre con Luke Fitzgerald -que debutó el año pasado con los British and Irish Lions-. Del colegio pasó a la academia de Leinster, donde terminó su formación como rugbier, y llegó incluso a debutar con la selección irlandesa sub 19.

Tras dos años en el AVV Podmoskovye, moscovita, ha dado otro paso en su carrera y en la historia del rugby ruso al fichar con los subcampeones de la Heinekken Cup, la Copa de Europa del rugby europeo. Allí ya le espera el internacional español César Sempere, que está en su misma situación. "Hemos coincidido solo dos semanas de pretemporada, pero como estábamos igual, pasamos todo el tiempo juntos", comenta Sempere. "No es un ala muy técnico. Pero conserva muy bien el balón, es muy fuerte y muy seguro en defensa. Nunca da un placaje por perdido", explica su nuevo compañero, que le define como; "una persona humilde y tranquila, pero, sobre todo, muy trabajador". A parte de Sempere, en Inglaterra estará su novia rusa y todo el club. "Somos como una familia, te cuidan casi más que tu madre. De lo único que te tienes que preocupar es de llegar a tu taquilla, ponerte las botas y entrenar", concluye Sempere.

Pero hasta entonces, Artemiev está concentrado en el reto del rugby ruso en su primera participación en la máxima competición internacional. Por eso huye de los elogios: "No tenemos estrellas ni individualidades, somos un equipo". Aunque avisa a sus rivales; "No hemos venido al Mundial a hacer acto de presencia. Estamos aquí para demostrar al mundo que el equipo ruso de rugby está formado por profesionales, duros, con buena actitud y trabajadores".