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AUTOMOVILISMO | FÓRMULA 1

Aviso para Renault; expulsión para Briatore

El 'caso Nelsinho' pone fin a la carrera del italiano en la fórmula uno y condiciona la eliminación del equipo si recae en otro escándalo

El revuelo desatado por el chivatazo de la familia Piquet a la Federación y el posterior despido de Flavio Briatore de la marca del rombo no ha sido el peor final para el italiano. El Consejo de Administración de la FIA ha condenado la carrera del ex patrón de Renault de por vida, prohibiéndole cualquiera actividad relacionada con la fórmula uno, incluida la representación de pilotos. Para Renault, el veredicto final ha sido una exclusión de dos años en la competición exenta de cumplimiento si el equipo recae en otro escándalo como el protagonizado con Nelsinho Piquet. La pena no obligará a desembolsar cuantías económicas ni tampoco repercutirá negativamente en el Mundial de Constructores.

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Las renuncias de Flavio Briatore y Pat Symonds, jefes de equipo e ingenieros respectivamente, han evidenciado el arrepentimiento de la escudería francesa sobre lo ocurrido el año pasado en el gran premio de Singapur, en el que obligaron a Nelsinho Piquet a estrellar su monoplaza en beneficio de Fernando Alonso en una maniobra desesperada de relanzar la carrera del asturiano, y han suavizado la sanción de una expulsión definitiva que se barajaba en un primer momento. Los intereses encontrados de Renault, la FIA y la Fórmula Uno, unidos a la decisión de la directiva de la acusada, han puesto un bálsamo a algo que, en principio, podía acabar en descalificación total.

El "caso Piquet" ha sido un calco de lo vivido en McLaren a principios de temporada, en Australia. La cita oceánica concluyó con la penalización de Jarno Trulli (Toyota) por adelantar a Lewis Hamilton con el coche de seguridad en pista (una maniobra prohibida); sin embargo, tras la revisión de los vídeos y las conversaciones vía radio, la FIA reabrió el caso para restablecer los puntos al piloto italiano y descalificar al equipo británico, al que acusó de contravenir los artículos 151c y 158 del Código Deportivo; es decir, mentir en las declaraciones formuladas tras el incidente. El caso desembocó en el anuncio de despedida de Ron Dennis, entonces patrón de McLaren, la pérdida de puntos de la carrera en Melbourne y la amenaza de ser descalificados en tres carreras si reincidían en un nuevo acontecimiento de esa índole.

Lo ocurrido en febrero se acerca a lo que vive hoy Renault. Hay diferencias notables, no obstante. La primera, y más importante, la seguridad vital de un piloto que fue obligado a estrellarse deliberadamente para beneficiar a otro; las demás, el tiempo transcurrido desde que ocurrieron los hechos hasta que éstos se han hecho públicos y la expulsión definitiva de Briatore. Nelsinho siguió corriendo en silencio y sentado en su monoplaza hasta que sus malos resultados propiciaran su despido. Pero tenía una carta bajo la manga que explotó en la cara de Briatore. Su confesión a la FIA y el consiguiente intercambio de acusaciones entre el brasileño, Briatore y Symonds, puso en entredicho la legalidad moral de uno de los equipos de mayor peso en la parrilla. Intolerable y peligroso.

Pero hay límites infranqueables que ni el Código Deportivo de la FIA parece poder franquear. Pese a las evidencias demostradas que revelan las órdenes radiofónicas a Nelsinho durante el gran premio de Singapur 2008 y el asombro de Fernando Alonso momentos antes de entrar a repostar apresuradamente cuando todavía tenía gasolina para un par de vueltas más y el resultado (afortunadamente sin daños) de todo el entramado tejido por Briatore y Symonds, la sanción quedará en nada: Fernando Alonso (implicado indirectamente en el transcurso de los hechos) ha defendido su inocencia ante el tribunal de la Federación y el equipo ha salido ileso con una advertencia tras la acusación de Nelson Piquet (padre) de conocer el plan del equipo. Como en Australia, los responsables no con los pilotos, y aunque Fórmula Uno vive sus hazañas, sin equipos no hay nada que hacer.

Excluir a un grande como Renault acarrearía consecuencias nefastas para el circo de Bernie Ecclestone, que parece haber perdido ya casi toda la credibilidad. Si en Valencia se redujo a nada la sanción a Renault ante el peligro de un descenso drástico de audiencias del gran premio de Europa, descalificarla de todo un campeonato sería como comenzar un hara-kiri deportivo. La fórmula uno necesita equipos para subsistir, y Renault, además de competir, provee a otros (Red Bull) de motores para su desarrollo; además, la marca francesa está presente en otras categorías, e incluso da nombre a las Renault World Series. Perder su plaza en la F1 no significaría la desaparición de la fábrica en todos los planos del automovilismo, pero vería dañada seriamente su imagen y forzaría un acuerdo que beneficiara a ambas partes, sobre todo después de haber excluido a los dos máximos responsables.

El daño que la decisión ha provocado en la imagen de la FIA, de la fórmula uno y de Renault están aún por determinar. Haber promovido maniobras que pusieron en riesgo la vida de un piloto y permitir escapar ilesos a los equipos responsables pese a tener evidencias claras de haber cometido una infracción grave son dos motivos que tienen un alcance aún no especificado. Briatore, ya ex director de Renault, es una consecuencia que apenas afecta a la fábrica francesa. Los intereses comerciales juegan un papel decisorio en todos los asuntos que conciernen cualquier penalización, y hacen cada vez más difícil de apreciar la fina la línea que separa la legalidad del fraude.

El piloto brasileño, a su llegada al Consejo de la FIA
El piloto brasileño, a su llegada al Consejo de la FIAAFP

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