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Delibasic, de la guerra al Europeo

El ex jugador del Madrid es el seleccionador de Bosnia, que hoy se enfrenta a España

Robert Álvarez

ENVIADO ESPECIAL"Sólo Dios sabe qué pasará el 5 de julio, cuando esto acabe. Sólo seguimos por la "fuerza de los cojones". Circunspecto y en el descarnado castellano que conserva de sus dos años de estancia en el Real Madrid, Mirza Delibasic, de 40 años, difunde un mensaje angustioso. El baloncesto ha sido y es su vida. Ahora, durante 15 días, mientras dure el Campeonato de Europa que se disputa en Alemania, Mirza va a utilizarlo como vehículo para transmitir al mundo entero las calamidades y la urgente necesidad de ayuda al pueblo bosnio. Lo meramente deportivo comenzó ayer con una derrota ante Rusia (99 a 77) y seguirá hoy con el partido ante España (16.00, La 2).

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La triste mirada del genio

Fue nombrado seleccionador hace un año, pero Bosnia no ha empezado a competir hasta hace apenas dos meses, justo después de que, en un rocambolesco y arriesgado episodio que costó la vida de tres mujeres, los jugadores y el propio Mirza pudieron abandonar Sarajevo. La expedición, integrada por 18 personas -10 bosnios, cinco serbios y tres croatas-, se dividió en tres grupos y, a pesar del sigilo y la rapidez con la que se movió por el aeropuerto de la capital bosnia, fue tiroteada. Mirza lo relata sin pestañear. "Estamos tan acostumbrados a los disparos y a la muerte que ya no nos afecta casi nada", explica.

Hacerse el muerto

Sus rivales deportivos, sin embargo, sí están impresionados por algunas de las peripecias de Mirza y de los suyos. Estos días en Karlsruhe el episodio que corre de boca en boca, entre expresiones de perplejidad y admiración, es el de Samir Avdic. Es un alero de 26 años y 2,05 metros que, según cuentan, tuvo que estar más de cinco horas haciéndole el muerto en una de las calles de Sarajevo, junto al cadáver de una amiga con la que fue sorprendido por un francotirador. Cuando llegó la noche, Avdic pudo huir.Otras versiones cuentan que estuvo bastantes más horas tenido e inmóvil en el suelo para evitar una muerte segura. Lo que es seguro es que se llevó una doble herida, una física, en la oreja derecha, y otra psíquica, de la que le va a costar más recuperare y que, aseguran, se trasluce incluso en sus actuaciones en las anchas de baloncesto.

Avdic no es el único jugador de la selección bosnia que ha estado combatiendo. Cuatro compañeros suyos se encuentran en el ejército y, a pesar de que han firmado ya contratos con equipos extranjeros, esperan precisamente estos días en Karlsruhe la llegada del cónsul de su país para saber si es posible evitar el retorno a la guerra.

Mirza no tiene dudas. Su deseo es volver a Sarajevo. Le sobran motivos: "Allí tengo a mis padres, a mi hermano, a mis amigos. No puedo abandonar mi ciudad. Tengo dos hijos y quiero que tengan una patria. Hemos decidido luchar hasta que muera el último, porque somos gente de bien".

Su esposa serbia y su hijo menor, de 7 años, al igual que varias familias de los jugadores bosnios, acompañan estos días a la selección en Alemania. Tal vez después, cuando él intente regresar a Sarajevo -"la rampa por donde salimos está ahora tomada por los serbios"-, ellos elijan como destino España, donde excompañeros del Real Madrid, como Brabender y Corbalán, le han ofrecido ayuda.

Una leyenda

Mirza Delibasic es una leyenda del baloncesto europeo. Ha ganado las ligas de Yugoslavia y España, la Copa de Europa con el Bosna Sarajevo y ha sido campeón de Europa, del Mundo y oro olímpico con la antigua selección de Yugoslavia.Ahora anuncia cual es el objetivo de la selección bosnia en este Europeo: "Que se hable de nosotros para intentar que el mundo empiece a reconocer a un país que ya está reconocido por la ONU y para que intervenga sin miedo contra el problema del fascismo".

Para describir la vida de Sarajevo -donde escasean los alimentos, no hay agua, gas ni electricidad- Mirza recurre de nuevo a su descriptivo castellano: "Es una vida de mierda". Su salud, además, no es muy buena, aunque ha mejorado tras la embolia cerebral que sufrió hace diez años y que se le reprodujo hace un tiempo. Los médicos le han aconsejado que no fume, pero él, inmutable, continúa enlazando pitillo con pitillo. Hoy se sentará en el banquillo rival de España dispuesto a cumplir su doble misión: ganar si es posible y reivindicar ayuda para Bosnia, su patria.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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