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Josetxu Biriukov Aquirregabiria, la estrella del Dinamo de Moscú

Josetxu Biriukov Aguirregabiria cumplirá veinte años el próximo 3 de febrero. Su primer apellido lo identifica con su nacionalidad soviética, pero su nombre y segundo apellido prueban que este joven jugador de baloncesto de 203 centímetros de estatura, tiene sangre española. Josetxu es tímido y modesto, pero aparenta seguridad y firmeza. El es el cerebro del Dinamo de Moscú y una de las promesas con más futuro dentro del baloncesto ruso. Se ilusiona pensando en jugar algún día en el Real Madrid, Barcelona o Joventut.

Josetxu Biriukov Aguirregabiria, soviético de madre vasca, es el mejor jugador del Dinamo de Moscú, que ha apartado al Joventut de la Copa Korac de baloncesto. BirIukov nació en Moscú hace veinte años, pero su madre es de Ortuella. La mayor parte de la familia escapó del terror de las bombas de la guerra civil y se afincó en la URSS. Al transcurrir el tiempo, parte de la familia se trasladó a Cuba, donde reside y trabaja. Otros regresaron a España aprovechando la amnistía del año 1956. La madre de Josetxu se casó con un taxista moscovita y se quedaron allí donde formaron la familia que tiene dos hijos. El mayor es médico y el segundo es el cerebro del Dinamo. La madre trabaja ahora de ama de llaves en la embajada del Perú en Moscú.Cuando se reúne la familia habla un idioma propio. Una mezcla entre ruso y castellano que sólo ellos entienden. La ilusión de su madre por volver a España aún persiste pero son ya muchos años acostumbrados a una forma de vida. Josetxu compagina sus estudios en la Universidad Deportiva de Moscú con el deporte, lo cual conlleva largas ausencias de su casa.

Hora y media antes del partido Joventut-Dinamo el entrenador soviético accedió a que conversáramos con Josetxu. Era romper la seriedad y disciplina que el equipo ha mantenido durante los tres días que permaneció en Badalona.

Un camarero del restaurante donde el equipo soviético comió todos los días, nos advirtió: "Esta gente está programada. Llegan a la hora en punto, comen y se van, y siempre calladitos". "Se lo dejo diez minutos", dijo el entrenador, Emili Gomelski, chapurreando inglés. Acababan de tomar un bocadillo y una taza de té, el piscolabis de antes del partido.

La seriedad ambiental se rompe cuando nos trasladamos al hotel donde unos familiares y un amigo nos hacen de intérpretes. Josetxu entiende algo el castellano pero no lo habla. ¿Todos los soviéticos son serios y callados como vosotros?.

Se ríe y suelta un sí rotundo. "Debe ser el frío y la nieve. Ahora nos ven así porque estamos concentrados".

"Mi mayor aspiración" confiesa Biriukov "es ser entrenador o profesor de cultura física". Es un hombre de pocas palabras. Cuenta que "empecé a jugar al baloncesto a los nueve años y he pertenecido al TSK y el Dinamo".

No amaga su ilusión -sólo ilusión- de poder jugar en un equipo occidental, "pero en todo caso", objeta, "tendría que ser el Real Madrid, el Barcelona o el Joventut; un club con prestigio internacional".

Según los temas de conversación sus respuestas son más distantes y menos concretas, sobre todo cuando le preguntamos dónde preferiría vivir, en la URSS o en España. Su amigo intérprete nos advierte de que si el entrenador nos oye le pegará una bronca.

A pesar de ello, después de pensarlo un rato, Biriukov contesta: "No se dónde, pero pienso que me sería igual vivir allá que aquí; hay que comprender que toda mí vida ha transcurrido en Moscú y estoy más adaptado al sistema de mí país. "Aquí. sólo hemos estado tres días y no es tiempo suficiente para conocer esta forma de vida y poder opinar".

Biriukov afirma que es el segundo de a bordo en el equipo pero en la cancha ordena el juego y encesta a distancia con una seguridad absoluta. Con 36 puntos, de los que 24 los consiguió en el primer tiempo, se erigió en el máximo encestador del encuentro disputado el miércoles en Badalona. "Biriukov practica un baloncesto moderno y tiene mucho futuro por delante", asegura el entrenador del Dinamo.

Pese al estado de concentración el equipo ruso ha aprovechado las rebajas de enero. Lo que más han comprado son zapatos. "Mi madre me ha dicho que aquí son de más calidad y mucho más baratos", manifiesta el jugador soviético con sangre vasca.

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