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Crónica:LIGA DE CAMPEONES | Cuarta jornada
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Barça sufre como nunca

El Copenhague plantea un duelo físico y duro y los azulgrana se ven obligados a fajarse

El Copenhague no tiene mucho nombre en la Liga de Campeones, pero se lo está ganando a pulso. Aunque no se lleve el torneo, se da por satisfecho porque con encuentros como el que le jugó anoche al Barcelona es como un equipo se gana el respeto de los rivales. El campeón danés es de los que intenta jugar y no se rinde, de los que vende su piel muy cara, de los que incluso diseñan muy bien los partidos con una buena carga ambiental. No es casualidad que lleve 10 partidos consecutivos de la Copa de Europa invicto en su estadio: nueve victorias y un empate. Por eso, si ayer el Barça sumó un punto en el Parken Stadion debería valorarlo, por mucho que le sepa a poco, que no le alcance para la clasificación aritmética para los octavos de final y que, encima, deje la sensación de que no jugó bien al fútbol.

COPENHAGUE 1 - BARCELONA 1

Copenhague: Wiland; Pospech, Zanka Jorgensen, Antonsson, Wendt; Bolaños (Delaney, m. 92), Kvist, Claudemir, Vingaard (Ottesen, m. 90); Gronkjaer; y N'Doye. No utilizados: Christensen, Nordstrand, Santin, Kristensen y Zohore.

Barcelona: Valdés; Alves, Puyol, Piqué, Abidal; Xavi, Busquets, Keita; Villa (Pedro, m. 80), Messi e Iniesta. No utilizados: Miño, Milito, Maxwell, Adriano, Mascherano y Bojan.

Goles: 0-1. M. 31. Messi controla con la izquierda un rechace y remata con la derecha. 1-1. M. 32. Claudemir cruza a la red un rechace fallido de Valdés.

Árbitro: Pavel Cristian Balaj (Rumanía). Amonestó a Busquets y a Pospech.

Parken Stadion: 38.000 espectadores.

Puyol, muy rápido corrigiendo, fue el hombre del partido por parte azulgrana
Los daneses partieron a los barcelonistas por la mitad y les quitaron la pelota
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Bronca Guardiola-Solbakken

El caso es que si el Barça no tuvo más el balón, si no cerró mejor y si no creó mas ocasiones es porque no pudo, porque delante tuvo un rival que supo siempre qué hacer, que le buscó las cosquillas y le hizo sufrir. Sin la pelota, el Barça se multiplicó atrás, liderado por un impresionante Puyol -épico su duelo con el gigante N'Doye, que recibió un rodillazo en la cara por parte de Valdés en una salida fuera del área-, y capeó el temporal. Guardiola no mentía al decir que el partido iba a ser terrible. Lo fue desde el inicio. Muy pronto quedó claro por qué inquietaban tanto al técnico los chicos de Solbakken: quieren ganar, saben a qué juegan y se diría que casi matarían por ello.

No tuvo más remedio el Barça que medir el músculo y aceptar el pulso porque el Copenhague salió arreando. Y nunca mejor dicho: dispuesto a amedrentar al Barça, en el primer minuto Gronkjaer atizó un mandoble a Puyol, en una pelota dividida, que tumbó al superhombre de La Pobla; en la jugada siguiente, Claudemir soltó un zapatazo que lamió la escuadra y, sin tregua, presionaron a Piqué a la salida del balón dentro del área de Valdés. Las cartas, sobre la mesa de buenas a primera. Valientes como vikingos, retaron en el cuerpo a cuerpo al Barça y en la pelea recibieron Messi, Busquets y quien se puso por delante si de lo que se trataba era de recuperar el balón. Al Barça no le resultó fácil rebajar la intensidad del choque porque le costó tener la pelota. Además, se vio muy exigido en la defensa. El Copenhague supo encontrarle la espalda jugando de dentro a fuera, especialmente por la banda izquierda, por donde se juntaron Vingaard, Kvist y Gronkjaer y consiguieron fácilmente situaciones de superioridad.

Pero si el Copenhague no es equipo que se arrugue, el Barça tampoco. Ni siquiera Valdés, que al cuarto de hora tumbó a N'Doye y se ganó la ira de la afición. Sabía Guardiola que se iban a encontrar tralla. Por eso solo cambio un jugador del once que avasalló al Sevilla y ayer prefirió meter a Keita en el medio campo y liberar a Iniesta en gestiones más ofensivas, dejando a Pedro en el banco. Ni por esas.

Al filo de la media hora, Xavi empezó a carburar, el equipo se posicionó y, poco a poco, el Barça tomó la iniciativa. En esas, Iniesta activó a Villa, cuyo remate se estrelló en el palo -y van nueve tiros de El Guaje a la madera en este curso-, Busquets remató a bocajarro y la sacó el portero con algo de suerte. Y, llegada la media hora, Messi atinó a batir a Willand. Dispuesto a romper todos los récords, La Pulga superó ayer a Rivaldo en partidos internacionales con el gol que suma 100 desde que Guardiola es su entrenador. No le dio tiempo al Barça a manejar la ventaja. No hubo ni oportunidad de tratar de apuntillar al Copenhague, que solo un minuto más tarde empató el duelo cuando Valdés trató de coger un centro de Gronkjaer, el balón se le escurrió entre las manos y Claudemir, que recibió solo en la frontal, atinó a coger al meta a contrapié con un chut cruzado. El intercambio de golpes se saldó con tablas en la primera mitad, como tampoco podía ser de otra manera.

Estaba por ver si los daneses aguantarían el tono físico y conseguirían también en la segunda mitad evitar que el Barça pusiera en funcionamiento la máquina del fútbol-pase. Pero, lejos de lo que pretendía Guardiola cuando mandó a Iniesta al centro del campo, el Barça no asumió el control y siguió sufriendo con la profundidad de los laterales del Copenhague, que le partió por la mitad. Jaleados por una afición entregada, orgullosa de su equipo, más arrearon los daneses y más se lució Puyol, que con su garra tiró del equipo. El Barça, que no gana a domicilio en la Champions desde el 9 de diciembre, pudo llevarse el duelo en un remate de Pedro, pero lo escupió el palo. El Copenhague celebró el empate como una victoria; el Barça, como lo que es: un paso adelante. El Barça también sabe morder. Febrero está más cerca.

N'Doye, ante la mirada de Puyol, recibe un rodillazo de Víctor Valdés en la cara.
N'Doye, ante la mirada de Puyol, recibe un rodillazo de Víctor Valdés en la cara.REUTERS

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