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Crónica:Fase previa de la Liga de Campeones
Crónica
Texto informativo con interpretación

Batacazo del Sevilla

El Braga golea al conjunto andaluz y pone en entredicho el futuro de Álvarez

Rafael Pineda

La bolita del Sevilla no estará en el bombo. El conjunto andaluz no jugará la Liga de Campeones tras sufrir un batacazo importante no solo por el gran impacto económico que supone la eliminación en la fase previa para un club que no ha parado de crecer en los últimos años, sino sobre todo porque esta derrota lleva consigo cierto aire de etapa finalizada. Un tiempo en el que el Sevilla se codeó con la élite española y la europea. Algo que ahora suena a historia porque la Liga Europa solo supone un triste consuelo.

La caída es de tal impacto que pone en tela de juicio la planificación realizada por la entidad y también el trabajo del cuerpo técnico encabezado por Antonio Álvarez, sobre el que se ciernen negros nubarrores. El Braga, un equipo menor, batió con toda justicia a un Sevilla lento, desesperante, con una defensa infame y, encima, preso de una incapacidad táctica y físicas alarmantes. El resultado, un grupo a la deriva, envejecido, sin respuestas. Parece que el gran Sevilla ha dicho adiós.

SEVILLA 3 - BRAGA 4

Sevilla: Palop; Konko (José Carlos, m. 60), Fazio, Escudé, Dabo (Negredo, m. 77); Navas, Zokora, Cigarini (Renato, m. 60), Perotti; Luis Fabiano y Kanouté. No utilizados: Varas; Cala, Capel y Rodri.

Sporting de Braga: Felipe; Silvio, Rodríguez, Moisés, Elderson; Vandinho, Salino; Alan, Aguiar (Lima, m. 54), Paulo César (Paulão, m. 68); y Matheus (Elton, m. 78). No utilizados: Artur; Diego, Barbosa y Meyong.

Goles: 0-1. M. 31. Matheus. 0-2. M. 58. Lima. 1-2. M. 60. Luis Fabiano. 2-2. M. 83. Navas. 2-3. M. 84. Lima. 2-4. M. 90. Lima. 3-4. M. 91. Kanouté.

Árbitro: Nicola Rizzoli (Italia). Amonestó a Elderson, Salino, Aguiar, Escudé y Zokora.

Unos 40.000 espectadores. Clasificado el Braga por el marcador global de 5-3.

Los sevillistas, sin físico ni táctica, se mostraron lentos y desesperantes
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Hubo quien se alegró cuando el sorteo emparejó al Sevilla con el Braga. Y hubo también quien pensaba, ya no muchos después de ver al equipo en la Supercopa contra el Barça y en la ida en tierras portuguesas, que eliminar al conjunto portugués sería una obstáculo más que salvable para un equipo a todas luces muy superior a su rival. Todo quedó en la teoría.

Después de empezar a trabajar antes que nadie para preparar esta eliminatoria, el Sevilla, ya herido por el 1-0 de la ida, no dio en ningún momento sensación de poderío para doblegar a un Braga que, curiosamente, destacó en todas las virtudes de las que adoleció él. Buen juego colectivo, ritmo, rapidez, coberturas y sensación, en definitiva, de tener el mando del partido y poder ser peligroso en busca de la portería contraria.

Sin un patrón definido, con Navas y Perotti excesivamente alocados en las bandas, el Sevilla fue presa de sus carencias en un inicio de partido que mostró a las claras su incapacidad y falta de tensión. El Braga, bien colocado, bien trabajado, no pasó por ningún apuro ante un adversario que, por momentos, parecía ajeno a lo mucho que había en juego. Habría mucho que analizar en esa impotencia del Sevilla. Desde la incapacidad que parece emanar del banquillo hasta la imprudencia de sus rectores al no reforzar de forma conveniente un grupo que ya consiguió de milagro la clasificación para esta fase previa en la temporada pasada.

El drama se instaló de forma definitiva a los 31 minutos. Una horrible salida en la presión de Zokora, acompañada de un mal movimiento de Fazio y un error monumental de Palop, facilitaron a Matheus lograr el 0-1 ante la congoja general. No había fútbol ni ritmo. Tan solo quedaba ya el recurso a la épica ante un Braga de poco brillo, pero con una enorme dosis de oficio y solidaridad entre todos y cada uno de sus jugadores.

La remontada se tornó un asunto imposible cuando el recién salido Lima aprovechó el enésimo regalo en la defensa del Sevilla. El 0-2 pesaba como una losa. Solo entonces, ya con todo perdido, el cuadro de Álvarez se desmelenó para, al menos, dejar constancia de que el orgullo no ha desaparecido de sus genes. Luis Fabiano acortó distancias y llegó un puñado de ocasiones que ni siquiera sirvieron para poner emoción en el marcador. Navas, bastante perdido toda la noche, llegó a firmar el empate a dos, pero Lima hizo a continuación el tercero y luego el cuarto para poner la guinda a una noche muy triste para el sevillismo, poco acostumbrado al drama.

Escudé, Zokora y Kanouté (de izquierda a derecha), desolados por la eliminación del Sevilla.
Escudé, Zokora y Kanouté (de izquierda a derecha), desolados por la eliminación del Sevilla.GARCÍA CORDERO

Álvarez sigue por ahora

El presidente del Sevilla, José María del Nido, descartó, al menos de forma inmediata, la destitución de Antonio Álvarez como entrenador. "No hay que plantearse ningún recambio en el banquillo porque sería perjudicial en estos momentos", dijo tras una eliminación de la Champions que le ha costado al club, según sus propios cálculos, dejar de ingresar unos 20 millones de euros, es decir el 20% del presupuesto. No obstante, ya con la mente fría, los rectores sevillistas analizarán más adelante el futuro del cuerpo técnico.

Del Nido, en una noche dura, en la que varios cientos de aficionados increparon a los jugadores, pidió disculpas: "No se han cumplido los objetivos y no me queda más remedio que pedir perdón a la afición. Ahora debemos centrarnos en la Liga Europa, una competición en la que el Sevilla encontró la gloria [cuando se denominaba Copa de la UEFA]".

A su vez, Álvarez reconoció la superioridad del Braga. "Ya dije que esta eliminatoria iba a resultar muy complicada. No hemos podido pasarla. Nos han superado. Toca felicitar al rival, que ha mostrado su potencial", comentó.

Sobre su futuro, en entredicho por la imagen ofrecida ante el Barça en la Supercopa y frente al cuadro portugués, fue claro: "La temporada no ha hecho más que empezar. Queda mucho". Desde luego, se siente con fuerzas para seguir: "Claro que sí. Han sido dos palos fuertes, pero no quiero pensar nada más que en entrenar mañana otra vez. La meta era llegar a la Liga de Campeones, pero acaba de comenzar el curso".

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